La pitonisa me mira como si yo no fuera real. Veo en sus ojos un destello que a ratos me parece extravagante, pero que podría ser un efecto de la tenue luz que se filtra en el pequeño cuarto donde está a punto de leerme el tarot.
—¿Me las puedes barajar siete veces, por favor? Lo que quiero es que pienses en la persona por la que vas a preguntar, para que pase a la vibración de esa persona— ordena.
Mientras termino de maniobrar las cartas con una torpeza que no la desespera, empezamos a conversar.
—¿Y qué te dio por venirte a leer?
—Estoy buscando a una persona desaparecida.
—Cuéntame más de ella…
—Es un poeta que conocí en 1999, después de un recital en Monterrey. En aquel tiempo yo también me creía poeta, por lo que conocerlo me marcó mucho y luego me di cuenta de que además de la relación con la poesía, él había tenido como su musa a una mujer que yo conocía.
Pero lo que más me abrumaba era su forma de escribir. Su poesía incluso me intimidaba, pese a que en ese momento, debido a su aspecto de vagabundo, era alguien a quien todo el mundillo cultural local menospreciaba o buscaba evitar por su fama de peleonero.
Conmigo siempre era divertido y compartía historias de sus andanzas por Nicaragua y Europa. Lo mismo hablaba de las mil vidas del Comandante Cero que de los cielos pintados por Goya que aseguraba haber visto con Octavio Paz en un pueblo de las afueras de Valencia.
Tiempo después dejé la poesía para dedicarme de lleno al periodismo. Durante años no supe mucho de él, aunque seguía leyéndolo y releyéndolo. Una tarde de 2009 quise buscarlo para contarle que gracias a él había dejado las filas de la poesía y me había convertido en reportero, pero me di cuenta que nadie sabía dónde estaba, que llevaba ya más de un año desaparecido.
—Vas a partir la baraja en tres y vas a poner tu mano izquierda encima de las cartas. Luego vas a decir: “Por él, por lo que deseamos saber y queremos saber, si esa persona está muerta o dónde se encuentra, o dónde está”. Así vamos a ver si esa persona nos da realmente permiso de saber dónde está. Di también su nombre completo tres veces, por favor…
—…Samuel David Noyola García, Samuel David Noyola García, Samuel David Noyola García.
Diego Enrique Osorno
deo@detective.org.mx