En el mundo de la política oficial de México, ocurrió apenas uno de los eventos más relevantes de los meses recientes. La secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, compareció ante el Senado de la República para plantear de manera formal y simbólica el intento del gobierno por cambiar el paradigma de seguridad que ha predominado en el país.
Se trató del mensaje más serio que ha dado hasta ahora la actual administración en cuanto a una estrategia gubernamental de paz que ha sido cuestionada e incluso ridiculizada por algunos grupos opositores, algunos de ellos con legítimas dudas, otros con más añoranza —e intereses perdidos— alrededor de la calamitosa guerra del narco proclamada en su momento por el presidente Felipe Calderón.
Durante su intervención, Rosa Icela insistió en que la actual administración no desea ganar ninguna guerra y busca la paz. Paz, de hecho, fue la palabra más pronunciada (31 ocasiones) a lo largo de su discurso.
Otro dato interesante es la escenografía producida para este mensaje: tras negociaciones previas realizadas por el poderoso senador Ricardo Monreal y la ministra Olga Sánchez Cordero, actual presidenta de la Mesa Directiva, la secretaria de Seguridad pudo hacer este pronunciamiento acompañada —y respaldada— de manera directa por los secretarios de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval; Marina, Rafael Ojeda, y Gobernación, Adán Augusto López, así como también por el Comandante de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, y el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía.
Rosa Icela, periodista de origen, fue la encargada de mostrar que hay unidad oficial en torno al cambio de paradigma de seguridad, resumido coloquialmente por el presidente Andrés Manuel López Obrador con la frase “abrazos no balazos”. ¿Por qué de unidad? Porque la estrategia de paz no necesariamente ha sido entendida ni impulsada por todos los miembros del gabinete de Seguridad, ya que se trata de un proceso sumamente complejo de operar y, por otro lado, es poco lucrativo mediática y políticamente.
Más allá de que esta estrategia sea eficaz o no, merece mucho la atención el esfuerzo por dotar de sentido y realidad a una palabra tan seria como la palabra “paz”.
Hay demasiadas cosas en juego.
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