Hace unos 25 años las élites económicas y políticas de Nuevo León tuvieron un sueño: a partir del desplazamiento de los habitantes de la zona rural del estado y otras migraciones internas del país, crear una metrópoli alrededor de Monterrey donde se estableciera una gran cantidad de mano de obra barata disponible para la industria local, nacional e internacional, así como también consolidar una potente economía interna basada en los servicios requeridos por esa población.
Hoy, 95 por ciento de los habitantes de los 51 municipios de NL reside en Monterrey y sus 12 municipios conurbados, donde viven cerca de 6 millones de personas, casi el doble de las que lo hacían hace 25 años en el mismo territorio.
Gracias al anterior plan, Nuevo León ha mantenido y afianzado la solidez de sus tradicionales corporaciones locales (Cemex, Femsa, Alfa…) y ha generado nueva industria internacional (Kia, Caterpillar, Navistar, Lego…) que le dan una fuerza especial en el sector manufacturero, logístico y automotriz.
Y es así como el sueño de hace 25 años se convirtió en realidad y la metrópoli regiomontana es hoy un éxito económico.
Sin embargo, algo que ha salido a relucir en los meses recientes es que a las élites económicas y políticas se les olvidó incluir en su sueño proyecciones sociales y culturales, así como de infraestructura básica para toda la población.
En lo que va de 2022, el abastecimiento doméstico de agua ha entrado en crisis, la contaminación ambiental está peor que nunca, el servicio de transporte no cubre la atención básica y la inseguridad se ha desatado, ya no por los Zetas o el cártel en turno, sino por la misma aglomeración y descomposición social de una urbe exitosa en lo económico pero con una calidad de vida cada vez más decadente.
Por ejemplo, salvo Fundidora, no existen parques recreativos dignos; tampoco ha aumentado la red de museos locales, y los de antaño se han quedado rezagados y un tanto obsoletos. ¿Por qué no hacer entonces museos y parques en las periferias de Santa Catarina y San Nicolás o Escobedo (donde murió Debanhi)?
Ya se cumplió el sueño económico, a las élites económicas y políticas les toca ahora realizar el sueño humano de la urbe. Y hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde y todo se vuelva pesadilla.
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