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Casas cerradas

Democracia, justicia y libertad fueron las principales demandas por las que se alzó en armas el EZLN. Axel Pedraza
Democracia, justicia y libertad fueron las principales demandas por las que se alzó en armas el EZLN. Axel Pedraza

Democracia, justicia y libertad fueron las principales demandas con las que se alzó en armas el EZLN. A 25 años de distancia, el subcomandante Galeano reflexiona sobre la realidad democrática del mundo actual.

El problema de la democracia es que la pusieron como si fuera el Día de reyes, nomás que más espaciado. No está la democracia cotidiana. Se tiene solo ese momento en que el ciudadano —si es que no hay fraude, no hacen trampa, lo que sea— deposita su voto y delega durante un tiempo todas las decisiones, delega la responsabilidad, pero lo que se haga le va a afectar y el resto del tiempo no tiene ninguna capacidad de incidir en esas decisiones, entonces la democracia es una democracia delegada en quién sabe quién.

A ver si te sale bueno, de repente te sale malo, pero lo que se haga va a tener consecuencias en tu vida cotidiana, entonces, ¿dónde está la instancia en la que el ciudadano —como les gusta decir— o gente que vive en la ciudad o en el campo, pueda decidir cotidianamente sobre lo que le afecta? Porque si no, la democracia delegada o la democracia electoral se convierte en un espectáculo mediático, o sea: ¿quieren un hospital? Voy, hago una construcción.

En Sonora, con la contaminación del río Sonora, hicieron una gran construcción de un hospital y no hay nada, porque resulta que era muy caro, ya que lo hicieron, y ahí está la construcción, no hay nada. Se supone que era para ver el problema de la contaminación del río Sonora, pero nada de nada, ni siquiera le pusieron un cartel o algo, está el puro elefante blanco ahí, entonces la política electoral, de la democracia actual, se convierte en: “voy a darle juego a los medios y a los nuevos medios que son las redes sociales para que hablen de esto”. Si empiezan a hablar mal de ti, no importa, va a haber otro escándalo después, va a haber otro hashtag, otro trending topic para que cubra el mío.

No les hace mella, pues, y la ciudadanía sigue pensando, o la gente de la ciudad y el campo sigue pensando que el problema es que tiene que elegir un gobernante bueno y no uno malo. Nosotros pensamos que el problema es que solo elige una vez, y debía estar eligiendo en todo lo que le afecta directamente… un sueño, dicen, pero aquí (en los caracoles zapatistas) ya se vio que sí se puede hacer.

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1994 fue un año en el que además del alzamiento zapatista, México vivió la entrada en vigor del TLC con Estados Unidos y Canadá, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, una crisis económica devastadora, así como la reactivación del volcán Popocatépetl y la derrota del boxeador Julio César Chávez como campeón mundial invicto.

Pero otro suceso que ocurrió entonces fue la construcción por parte de EU del muro para dividirlo de Tijuana, por parte del presidente, Bill Clinton, en el marco del nefasto gobierno estatal de California que impulsaba la racista ley número 187 en contra de la migración laboral mexicana.

Veinticinco años después, Trump ganaba la presidencia prometiendo un muro completo y reforzado en la frontera, a la par de que se renovaba el TLC, ahora bajo el nombre de T-MEC.

—¿Cómo entiende esto el zapatismo?, ¿qué sucede en este mundo de muros para los pobres y acuerdos económicos para los ricos? —pregunto al subcomandante Galeano.

—Mira, ahí nosotros estamos ensayando nuevos análisis, porque sí queda claro que lo que veíamos hace 20 años no es lo que vemos ahora, entonces, las herramientas de análisis que nos sirvieron hace 20 años, ahora no nos sirven, tenemos que buscarle.

Intuitivamente, nosotros decimos que hay una crisis a nivel mundial que abarca todo y que provoca cambios en la clase política.

Cuando no entiendes qué está pasando, el reflejo de la gente común es encerrarse, entonces, quién sabe que está pasando, pero te metes a tu casa y cierras.

Eso es lo que está haciendo la unión americana, apoyada por toda esta clase —ojo, la mayoría de los que votaron por Trump eran los disidentes en los 60, los hippies, la generación contra la guerra de Vietnam y todo eso—, o sea la gente de ya más edad, que dicen, no sabemos qué está pasando, viene gente extraña, todos los males tienen que buscar un responsable, si no es el diablo, entonces son los musulmanes, si no los mexicanos, los centroamericanos, son los migrantes, pues, para ponerlo también en el caso de Europa, entonces, voy a cerrar la casa y a bajar las persianas y que no entren y no me vean, y ese es el trabajo que les está dando a los gobiernos.

Lo que va a pasar es que las modalidades de este muro van a ir cambiando. Por ejemplo, en Europa tienen el problema de que tienen que aprobar leyes que permitan cesar el flujo de migrantes. Nadie se pone a pensar que esos migrantes vienen de zonas de guerra que fomentaron los gobiernos europeos, entre ellos el francés, el inglés y el español; en el caso del muro norteamericano respecto a México, la opción también es no hacer uno, sino varios, crear una especie de colchón, de amortiguador de migrantes que sea todo el sureste mexicano para poder ir haciendo un filtro e ir eliminando, para que los que lleguen al muro sí sea algo controlable, porque en términos reales un muro es inútil a la hora de detener una migración masiva, es inútil, sobre todo porque quienes van a hacer el muro son los mismos que lo van a cruzar.

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Con el fin de ejemplificar su reflexión, el subcomandante cuenta una anécdota: “Había un compañero hace años que trabajaba de albañil en Ciudad Juárez, él decía que, junto a un grupo de albañiles, o sea, llegaba el contratista, los contrataba por una miseria y se fueron a construir el penal de Ciudad Juárez, entonces dice que todos los albañiles que les tocaba la celda, las celdas que dan para fuera, dejaban parte del muro floja, entonces les preguntaba: ¿Por qué? Un día nos va a tocar aquí adentro, dice, así es que mejor de una vez nos vamos preparando para salir.

“Los trabajadores que hagan el muro y los mismos coyotes decían: ‘el muro es una gran idea, va a subir nuestra cuota, pero lo vamos a cruzar porque tenemos muchas formas’. No las ya conocidas, como el túnel o brincar o la lancha o la vuelta al muro absurdo que hay ahí en Tijuana, no se cuáles sean, pero deben tener sus formas, dice: ‘yo no tengo ningún problema, antes cobraba mil dólares, ahora voy a cobrar 10 mil dólares por cruzarlos al otro lado’”. 

CONTINUARÁ…


Diego Enrique Osorno

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