Política

Somos la historia que contamos: ¿estamos unidos mexicanos?

Mored
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Cuando Dante estaba a las puertas del mismo infierno con el ánimo que pendía de un hilo y con éste letrero que sentenciaba: “Al entrad aquí perded toda esperanza”; apareció Virgilio, que para Dante representó en aquellos momentos tan aciagos la elocuencia, el conocimiento y la razón.

Qué estas líneas sean elocuentes, razonables y te hagan un poco más consciente de la situación en la que estamos.

Entiendo y así lo hago saber a los lectores que para algunos, los más conscientes, la situación de México y de muchos países de América se encuentran ante la encrucijada de dos caminos:

1. La tentación del populismo que con su idea de polarizar y manejar verdades a medias muchos líderes de izquierda la incorporan en sus retóricas diarias.

2. La continuidad de un modelo donde el piso es muy bajo y el  techo es muy alto. Donde en una misma ciudad y en una misma colina se encuentran los hombres más ricos y detrás los más pobres. Y los de arriba no miran abajo y los de abajo miran con resentimiento a los de arriba.

Y me pregunto:

¿Acaso éstas son las únicas dos alternativas, discursos y modelos que tenemos? Algo tenemos que hacer y creo que todo por servir se acaba y cumple ciclos.

Tras cuatro años de 4T “la esperanza” a realizar un “cambio profundo” nos pone de regreso ante las puertas del mismo infierno que nos dejaron los que gobernaron hace diez años. Nada más que con la salvedad que antes habíamos tocado piso y ahora sobre ese fondo estamos cavando un hoyo.

Siempre he pensado que es una cuestión de dinámica en la vida donde los amores y rencores mueven y los temores y dolores nos paralizan.

México no se puede quedar inmóvil y tenemos que hacer conciencia de que los amores son y deben ser más fuertes que los temores.

Para esto necesitamos una nueva clase de líderes que nos cuenten una narrativa que nos llegue hasta los tuétanos.

Si somos analíticos siempre hemos contado la misma historia y así se la enseñamos a nuestros niños en la escuela.

Nos encanta contar la historia de la víctima.

Llegaron los españoles y nos conquistaron. En los murales pintados por grandes como Diego Rivera, José Clemente Orozco o Siqueiros contamos una historia llena de “lucha de clases” y pintamos a Hernán Cortés flaco y jodido pero nos conquistó. Ojalá lo hubieran pintado fuerte y poderoso para habernos conquistado de esa manera.

Durante trescientos años de conquista y colonia contamos esa historia para luego independizamos.

¿Pero saben de qué no nos hemos independizado?



De la narrativa de víctima que seguimos contando hasta hoy cargando en nuestra espalda y mente resentimientos históricos.

Y por eso Octavio Paz, en su gran libro Laberinto de la Soledad, nos definió

“Hijos de la Chingada”.

Pero yo me pregunto:

¿Qué pasaría si nos atrevemos a reinterpretar la historia y contamos que en vez de ser hijos de la Malinche (Chingada) somos hijos de una casta de guerreros indígenas y del esplendor de España?

Con la llegada de la izquierda en 2018 nunca había visto a los mexicanos tan polarizados y divididos como ahora.

Hemos creado una narrativa de confrontación y victimismo. Desde el grito de Independencia con el famoso: “Que mueran los gachupines”, pasando por la lucha entre conservadores y liberales hasta hoy en nuestros días con el fraticidio entre chairos y fifís.

Nuestro lenguaje construye realidades y éstas realidades están siendo construidas desde la voz del inquilino de Palacio Nacional. Nuestro líder todos los días nos pone en la disyuntiva de estás conmigo o estás contra mí. Yo estoy con México.

Le siguen sus más fieles seguidores y los que desde el otro bando llamado oposición lo único que hacen es alimentar a éste monstruo de 7 cabezas que se alimenta del odio entre mexicanos.

Incluso hemos llegado a los adjetivos calificativos y el sarcasmo más burdo en ambas cámaras parlamentarias como si estuviéramos viendo en el ring del la Arena México una sangrienta lucha de máscara contra cabellera.

¿Qué podemos hacer?



1. Con inteligencia, valentía y audacia debemos contrastar a los malos gobiernos sin descalificar a las personas.



2. Debemos impulsar la idea de que a México no lo vamos a salvar de AMLO ni estamos luchando contra unos funcionarios en gobierno.

A México lo debemos salvar y esa debería de ser nuestra retórica de la pobreza como destino, de la división, de la Ignorancia, de la manipulación, mediocridad y mentira con la que los autoritarios de hoy y de antes se conducen para gobernarnos.

3. ¿Qué nos impulsa? El amor a México, a nuestra familia, nuestra comunidad, nuestro trabajo, nuestros amigos.

4. Nos mueve la idea de un gran México pero también nos mueve la idea de que debemos parar ésta confrontación entre mexicanos que nos destruye y menoscaba cada día.

5. Tenemos que expandir por decir así, la idea del gran mexicano dentro de nosotros, del mexicano generoso. Volvamos a estar unidos, sin resentimientos. Le hablo al mexicano consciente de su libertad, heredero de los pueblos más gloriosos de ambos lados del océano y que está listo para construir el futuro, su futuro. Solo con la generosidad que hay en cada mexicano y mexicana podemos salvar a México. Tenemos que pagarle más a los empleados, trabajar más y mejor, ser mejores ciudadanos.

6. Es tiempo de hablarnos con la verdad y no con otros datos. Siempre nos han manipulado, ha llegado el tiempo de nuestra libertad, de elegir ser el gran mexicano y mexicana que hay en nosotros, de ir por un cambio real y profundo sin limitaciones ideológicas, sin resentimientos, unidos con todos y para todos.

7. Es tiempo de poner a las personas en el centro. Que los líderes entiendan que en el centro de su hablar y sobre todo de su actuar debe estar cada persona con sus necesidades, tristezas y frustraciones; cada persona con sus sueños, anhelos y necesidades. La persona humana es individuo y es pueblo al mismo tiempo, es una fantástica combinación de naturaleza y de cultura. La riqueza de México es su pluralidad. Somos diferentes, nos une el amor a esta tierra. Queremos un gobierno que trabaje con y para las personas. Un gobierno para el que todas las personas tengan la misma importancia, sin diferencias.

¿Por qué no comenzamos a hablar así?

Si te gusta la idea claro.

2023 y 2024 serán años de elecciones.

Sí de verdad amas a México sal a votar por la unidad. Todos los mexicanos somos valiosos y lo tenemos que escuchar.

Analiza los discursos y la hoja de vida de los que van a gobernar. Y no te dejes llevar por el odio y las fake news de redes sociales que te aseguro serán en éstos meses electorales el pan de cada día, las portadas de los diarios y noticieros.

¿Estamos Unidos Mexicanos?

Ó

¿Estamos divididos?

Diego Cardoso


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Diego Cardoso Pérez
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