Más allá de opiniones, los datos que sustentan el pasado Informe de gobierno del presidente López Obrador, en lo correspondiente a macroeconomía, hablan por sí mismos: la economía mexicana avanza por buen camino. De hecho, entre propios y extraños, cada vez crece más la convicción de que la que viene será la más armoniosa transición sexenal en la materia en las últimas décadas.
No puede afirmarse lo contrario. El producto interno bruto (PIB) ha hilado ya nueve trimestres consecutivos de crecimiento. A tasa anual y con series desestacionalizadas, se incrementó 3.6 por ciento en términos reales (es decir, descontando inflación) en el segundo trimestre de 2023, lo cual obedeció principalmente al empuje de comercio y servicios, sectores que dependen de la demanda interna. Esto ha hecho que la gran mayoría de casas analistas hayan elevado sus predicciones de crecimiento anual para llevarlas a un consenso que ronda el 3 por ciento.
Entre otras, las bases de este desempeño han sido la creación de empleos y el aumento de los salarios reales. El incremento en consumo privado así lo demuestra y también los niveles de confianza del consumidor que, para agosto de 2023, con series desestacionalizadas, se ubicaron 5.9 puntos por arriba del nivel de cierre de 2022.
En términos de remuneraciones, a julio de 2023 el ingreso salarial real total registró una variación anual de 4.5 por ciento, consecuencia de la política de incrementos al salario mínimo, que para este año fue de un histórico 20 por ciento.
En cuanto a la inflación, en la primera quincena de agosto descendió a 4.7 por ciento anual. Esto obedece a una atinada conducción por parte del Banco de México en un entorno de alta inflación global, así como a la multiplicidad de paquetes antiinflacionarios para estabilizar precios de la canasta básica de bienes.
Por su parte, la inversión privada creció 3.1 por ciento en junio, con lo que registró 12 meses de aumentos continuos y desde julio México se colocó por primera vez en la historia como el primer exportador a Estados Unidos, superando a China.
En lo financiero, este buen desempeño económico se refleja en el valor de los activos mexicanos: al 30 de agosto, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores se ubicó 21.1 por ciento por encima del nivel del 31 de agosto de 2022, y el peso es una de las monedas del mundo que más se han fortalecido respecto al dólar.
Así pues, se puede tener la opinión que se quiera del modelo de desarrollo implementado por la actual administración, pero si vamos a los datos puros y duros, la economía mexicana goza en este momento de cabal salud y todo indica que se encuentra en la mejor de las formas para enfrentar un año que en lo político y lo electoral no puede ser sino intenso.