Hoy conmemoras el día internacional de la felicidad. Una fecha en que las Naciones Unidades desde el 2013 reconoce como indispensable en la vida de las personas.
El precursor de esta celebración fue Bután, país que desde principios de la década de 1970, reconoce el valor de la felicidad nacional sobre el de los ingresos nacionales y que prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto.
Fue, además, país anfitrión de una Reunión de alto nivel sobre la "Felicidad y bienestar: definición de un nuevo paradigma económico".
El origen está más que fundado pero:
¿Qué entendemos por felicidad?
La sagrada escritura dice que la felicidad es flor de un día.
El lenguaje metafórico de la biblia complica la conceptualización pues hay flores con espinas y, toda flor corre siempre el peligro de marchitarse aunque el clima le favorezca con el sol de la justicia.
Para esta reflexión quizás sea mejor definir: ¿Qué es la infelicidad?
Para responder esta pregunta, según Wipedia evitando no entrar al campo de la psicología la “Infelicidad (Del latín infelicĭtas, -ātis; Desgracia, suerte adversa) es la emoción de no poder ser feliz, porque algo o alguien falta, algo no complementa la vida o algo impide alcanzar una justa o deseada felicidad”.
Lo justo sería entonces para estar felices (más allá de ser), es que todos tuviéramos resueltas las tres necesidades básicas del hombre:
Comida, trabajo y vivienda (sin entrar a términos absolutistas), además de la diversión y la alegría propias de la felicidad donde la convivencia social, encuentra su máxima expresión en las “fiestas”, banquetes, convivios, etc.
Pero hablar de fiestas me obliga a escribir (sin pretensiones), un artículo para otra ocasión a propósito de la fiesta de San José, hoy en su día.
En el día mundial de la felicidad después de la pandemia con todas las secuelas que esta dejó, nos obliga a repensar el concepto de felicidad pues afectó en gran medida los estados anímicos de todos sin excepción (sin mínimos o máximos), pues nadie en su sano juicio podría decir que en la pandemia fue feliz, sino al contrario.
La celebración de hoy debe ayudarnos a lograr el mayor de los equilibrios una vez que las necesidades básicas estén saciadas.
Ese equilibrio que los griegos definieron como “homeostasis, donde todas las partes de un todo están en equilibrio y de forma estable nos abre la puerta a reflexionar sobre la transcendencia y objetividad del ser.
Sin subjetivismos y aspiracionismos impuestos por el capitalismo voraz. Pero esas, esas son otras historias.
