En el marco del 25N, el Poder Judicial de Tamaulipas reconoció que la mayoría de quienes imparten justicia no están preparados para juzgar con perspectiva de género. La magistrada presidenta, Tania Gisela Contreras López, lo dijo sin rodeos durante el conversatorio organizado por la Red de Mujeres Periodistas del Sur de Tamaulipas.
El diagnóstico interno fue contundente. Persisten prácticas y comentarios que revictimizan, desestiman denuncias y reproducen estereotipos, por parte de quienes deciden la suerte de mujeres víctimas de violencia.
Anunció que en los próximos 90 días, jueces y magistrados hombres y mujeres, deberán capacitarse y certificarse en perspectiva de género como obligación institucional para intentar corregir un rezago que arrastra años.
Contreras López expresó que la justicia debe ser un motor de paz y no un privilegio administrado según el ánimo o prejuicio del juzgador. La directora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAT, Elda Ruth de los Reyes Villarreal, recordó que el problema tampoco es ajeno a las aulas.
Los primeros casos de violencia reportados por alumnas obligaron a crear un área de conciliación y activar protocolos. Investigadoras ya trabajan en estudios para fortalecer la respuesta institucional y para aportar insumos al diseño de políticas públicas más efectivas.
La coordinadora de la Red de Mujeres Periodistas del Sur, Cynthia Gallardo Guerrero, dijo que la violencia digital, con ataques anónimos y cobardes, afecta a siete de cada 10 mujeres en el estado, incluidas dos integrantes: la fundadora de la Red de Mujeres Periodistas de Tamaulipas, Rosa María Rodríguez Quintanilla y María de Lourdes Sánchez y su hija.
El conversatorio dejó claro que justicia y academia no van a seguir trabajando en paralelo. Ambas instituciones cerraron filas para construir herramientas conjuntas que permitan enfrentar un fenómeno que desborda cualquier frontera institucional.
Noventa días es el plazo del compromiso del Poder Judicial para activar al 100% una política sostenida de enfoque de género y cerrar la puerta a las viejas inercias que han permitido que la violencia contra las mujeres permanezca intacta durante décadas.