Es más fácil llamar borregos a los eurodiputados, que explicar por qué es incapaz de brindar seguridad en México a defensores de derechos humanos y periodistas. Es más sencillo acusar sin pruebas que hay una “estrategia reaccionaria y golpista”, que explicar sus malas decisiones políticas.
Es muy cómodo crear la idea de un “grupo corrupto” que se opone a sus medidas que explicar por qué hay más homicidios en su gestión que en el mismo periodo de los últimos cuatro sexenios.
Es simple asumirse como víctima conquistada, que desarrollar a México para brindarle mayor autonomía e independencia.
Es muy barato decir que los anteriores gobiernos violaban los derechos humanos cuando actualmente mujeres violentadas, madres de desaparecidos y niños sin quimioterapia no reciben ni la atención presidencial.
Es muy engañoso argumentar un respaldo popular del 66% cuando en la consulta contra los ex presidentes supuestamente captó siete millones de votos y tampoco pudo vender seis millones de boletos de la “rifa” del avión presidencial. Es muy deshonesto que fundamente su liderazgo “mundial” en una encuesta que solo consideró 13 países de casi 200 que existen.
Es muy perverso decir que México es un país pacifista y no violento mientras está desatada una la oleada de masacres y fusilamientos tolerados a los cárteles de la droga. Es canallesco argumentar que nosotros no mandamos armas a país alguno en lugar de explicar por qué México financia a regímenes opresores y violentos contra su pueblo como Cuba.
Es muy gracioso que el comunicado se haya redactado en tercera persona (“nuestro presidente”) cuando al día siguiente admitió ¡que él mismo lo redactó!
Es harto sencillo crear artificialmente un conflicto diplomático con el Parlamento Europeo, que explicarle a los mexicanos por qué los alimentos básicos se han encarecido hasta en más de un 150% y los pobres son ahora más miserables que en los sexenios de Peña Nieto o Calderón.
Es más fácil crear escándalos, que dar buenos resultados.
Celso Mariño
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