En octubre del año pasado, 65 por ciento de la población en México reportó altos niveles de preocupación por las afectaciones del Covid. De las personas con menor nivel socioeconómico, 34 por ciento tenían síntomas severos de ansiedad (ENCOVID-19, IBERO; 9/12/20).
El coronavirus afecta la salud física y mental no solo de quienes se contagian, ya que el temor a enfermarse, perder el empleo, la incertidumbre, el confinamiento, el distanciamiento social, la falta de ejercicio o la preocupación por los seres queridos, también dañan la salud mental.
Primero, algunas afectaciones
Un análisis de 55 estudios internacionales para medir el impacto del Covid en la salud mental de más de 190 mil participantes, reflejó que la prevalencia del insomnio de 24 por ciento, del estrés postraumático de 22 por ciento, de la depresión de 16 por ciento y de la ansiedad de 15 por ciento (Psychiatry Research-El País, 24/12/20).
Hasta 61 por ciento de las personas infectadas con algún tipo de coronavirus sufren problemas de salud mental, como desórdenes del sueño, deterioro de la memoria, ansiedad y depresión; pero el porcentaje puede elevarse hasta casi 77 por ciento después de sufrir el padecimiento (Psychiatry Research, Vol. 295, 2021).
Segundo, la tempestad que puede llegar
Una de cada 10 personas considera que tiene bajos niveles de salud mental, es decir, que padecen estrés, conductas depresivas o una perspectiva pesimista de la sociedad, de acuerdo a una encuesta sobre el confinamiento en 78 países (Universidad de Basilea-El Economista, 09/01/21).
La mitad de los encuestados reportaron que su nivel de salud mental es moderado, lo que levanta señales de alarma porque puede decaer en cualquier momento, ya sea por la incertidumbre, los problemas de salud o las complicaciones económicas.
Tercero, ¿y el personal de salud?
Uno de cada cinco trabajadores de la salud presenta síntomas de depresión, tres de cada cuatro temen infectarse de Covid y casi todos están preocupados de contagiar a sus familiares, según un estudio realizado en seis países de la región, entre ellos, México (OPS-Expansión, 06/11/20).
Después de 10 meses de esta pandemia, la salud mental del personal de salud debe consolidarse como un asunto urgente porque tienen un alto grado de exigencia física y mental, niveles de estrés altísimos, fatiga, tensión por la pérdida de algún compañero y, en muchos casos, preocupación por no contar con las condiciones adecuadas.
A pesar de que la vacuna es una realidad, todavía no está disponible para todos y sigue habiendo bastante incertidumbre sobre el futuro. La salud mental no debe minimizarse y menos en un contexto tan volátil como el que vivimos por la pandemia, en el que la situación puede empeorar en cualquier momento.