Las lluvias torrenciales que azotaron México entre el 6 y el 9 de octubre de 2025 han dejado una estela de destrucción en los estados de Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí.
Con al menos 64 personas fallecidas y más de 100 mil viviendas afectadas, el país enfrenta una de sus peores crisis climáticas recientes.
Pero esta vez, lo hace sin el respaldo del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), el fideicomiso federal que durante años fue la principal herramienta financiera para atender emergencias.
¿Qué era el FONDEN y por qué desapareció?
El FONDEN fue eliminado durante el sexenio anterior bajo el argumento de que operaba con excesiva burocracia y corrupción.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido esta decisión, asegurando que ahora existe una partida presupuestal directa de 19 mil millones de pesos para emergencias, lo que permitiría una atención más ágil y transparente.
Sin embargo, expertos y opositores han señalado que la desaparición del fideicomiso ha dejado un vacío institucional.
El FONDEN no solo era una bolsa de dinero: era un sistema con reglas claras, mecanismos de evaluación, y coordinación interinstitucional que permitía movilizar recursos rápidamente ante desastres.
Las complicaciones actuales sin el FONDEN
1. Falta de estructura operativa clara: Sin el FONDEN, no existe un sistema nacional consolidado que coordine la respuesta entre estados, municipios y federación.
Esto ha generado retrasos en censos, distribución de ayuda y reconstrucción.
2. Opacidad en el uso de recursos: Aunque se ha destinado dinero para atender la emergencia, no hay reglas de operación públicas ni mecanismos de fiscalización robustos.
Esto ha generado críticas sobre la transparencia y eficiencia del nuevo modelo.
3. Vulnerabilidad de comunidades marginadas: Las zonas más afectadas suelen ser las más pobres.
Sin un fondo especializado, la atención depende de decisiones políticas y disponibilidad presupuestal, lo que puede dejar a comunidades enteras sin apoyo oportuno.
4. Riesgo de politización: La ausencia de un fideicomiso técnico abre la puerta a que la ayuda se distribuya con criterios partidistas o discrecionales, como han denunciado algunos legisladores.
¿Qué se necesita ahora?
La tragedia ha reabierto el debate sobre la necesidad de contar con un mecanismo institucional robusto para enfrentar desastres.
Algunos proponen reinstaurar el FONDEN con reformas que eliminen la corrupción, mientras otros sugieren crear un nuevo sistema nacional de emergencias que combine financiamiento, logística y transparencia.
Lo cierto es que, en un país tan expuesto a fenómenos naturales como México, la improvisación no puede ser la norma.
Las lluvias de octubre han demostrado que, sin una estructura sólida, el costo humano y económico de los desastres se multiplica.
gerardo_landeros_araujo@yahoo.com.mx