La inscripción a candidaturas independientes por parte de Eduardo Verástegui y de Hugo Erik Flores, para contender por la presidencia de la república constituyen un reto político y de análisis. Verástegui encarna un tipo de catolicismo social intransigente. En uno de sus videos exalta: “Yo sueño un México que le permita a Dios ser la médula de nuestra nación.” Exhibe una visión revanchista y medieval de la historia. Verástegui se hace eco de una concepción teocrática en que Dios se vuelve la médula en la política pública. Por su parte, Hugo Erik Flores, un camaleón político, por diferente vía coincide en la preponderancia religiosa en la vida pública. Pretende imponer valores religiosos pentecostales conservadores en la agenda.
Fue dirigente del PES que ha perdido su registro en dos ocasiones. Aliado de AMLO en 2018, comparó a AMLO con Caleb, un personaje bíblico, cuando se integró la coalición con Morena. El lema de su última campaña es muy revelador: “Por la vida y por la familia”, porque enarbola una cruzada contra la llamada ideología de género, trasgrediendo los principios y el espíritu constitucional del Estado laico contenido en el artículo 40 constitucional. Ambos comparten su fobia al aborto y matrimonio igualitario. Combaten los derechos de las minorías sexuales y pretenden colocar la religión como el eje rector en la toma de decisiones del Estado.
La estrategia política de Verástegui y de Flores estará basada en una campaña de odio contra una clase política monárquica. Los políticos tradicionales se han distanciado de la ciudadanía y, en tiempo de elecciones, lo religioso funciona como un factor de legitimidad, como para decir “soy bueno, tengo valores, soy bondadoso y leal”. Como lo hicieron los dos pillos Duarte, en Veracruz y Chihuahua, al consagrar sus entidades al Sagrado Corazón de Jesús.
A partir de la revolución francesa la derecha se identifica como la fuerza política que intenta lograr "la persistencia del antiguo régimen”. Ni Verástegui ni Erik Flores son accidentes. Tanto en Europa y América Latina la ultraderecha gana terreno.
¿Cuáles serían sus principales rasgos?: 1. Añoranza por lo sagrado, ya sea religioso o moral. 2. El rechazo a la mezcla genética y al colapso demográfico: supremacismo. 3. Censura de la moral, en particular a la libertad sexual. 4. Antiaborto.5 homofobia y rechazo absoluto a las minorías sexuales. 6. Nostalgia por una época dorada en el pasado.
Verástegui y Erik Flores; desde Argentina el efecto Javier Milei.