Cultura

Un mundo ligero

  • El ornitorrinco
  • Un mundo ligero
  • Bárbara Hoyo

Nos vendieron, desde muy temprano (por lo menos a la generación millenial), la grandiosa idea de que todo era fácil y debía ser cómodo. Y la compramos. Supongo que debe ser difícil resistirse a ello, sobre todo cuando no nos enseñan el camino largo antes que el atajo. Para entenderlo basta darse una vuelta por las redes sociales para tener acceso a una infinidad de tutoriales para ser feliz, consejos para olvidar a tu ex, pasos para llegar a la cima, trucos para bajar de peso y aplicaciones para pedir comida rápida sin tener que hablar por teléfono. Y es que vivimos en una época donde incluso la voz de otra persona nos incomoda, no nos gusta tener que tomarnos la molestia de contestar en tiempo real. Caray, ¿por qué habríamos de hacerlo si podemos aspirar en secreto a ser más inteligentes pensando por cinco minutos el siguiente estatus de Facebook o dejando en borradores el próximo tuit hasta que encontremos la manera de pulirlo y ofrecerlo en su mejor versión a nuestra minúscula audiencia? Lo fácil es una ilusión. ¡Qué desilusión! ¿Alguno de ustedes ha intentado peinarse en tres sencillos pasos o hacer una manualidad de esas que abundan en Pinterest? Es lo más frustrante. Hace poco leí un párrafo que hablaba sobre las ruedas en las maletas y lo molesto que le parecía al autor la necesidad de elaborar un mundo que pese menos. Y tiene razón. ¿Por qué habríamos de pretender quitarle kilos a las toneladas? El mundo pesa, está claro. Y pesa mucho más cuando lo llevamos sobre los hombros, pero a veces es necesario. ¿O acaso no los músculos se fortalecen entre más peso cargan? Cuando me pongo a pensar en ello me fastidia mi obsesión por la comodidad. ¿Hasta dónde podríamos llegar con este moderno estilo de vida? Con tanta prisa da la impresión que vamos muy lejos, pero no: caminamos más rápido, aunque en círculos. Repetimos el mismo patrón todos los días. Y en los momentos de lucidez nos damos cuenta que somos prisioneros de un sistema que nos enseñó que lo fácil y lo cómodo son nuestra mejor alternativa. Así que debemos producir más, ganar más, hacer nuestro trabajo más rápido y, por supuesto, de forma más creativa. Sí, aquí lo importante son las formas y no el fondo. Se siente como si tuviéramos la consigna de derribar a cualquier rival que se ponga frente a la fila en la que, irónicamente, el primero va detrás del último. Si creemos que los círculos del infierno nos esperan después de la muerte, pensemos dos veces si no es que ya estamos recorriendo el primero. Eso sí, sentados en una silla ergonómica, desde la comodidad de nuestro hogar.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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