Negocios

Ni para cuántos ni para qué

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

En las últimas semanas el Coneval viene publicando sus evaluaciones a los 17 programas prioritarios de desarrollo del gobierno federal.

Como activista del tema, me zambullí en el análisis 2019-2020 del Programa Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente. Y es un mar de inconsistencias, imprecisiones, sin objetivos claros y de corto alcance.

Desde que se anunció, tanto el Presidente como la responsable de Bienestar —María Luisa Albores— prometieron 1 millón de pensiones para personas con discapacidad (pcd). La decisión de esa cifra nunca se explicó, teniendo en cuenta que según la última Enadi, en el país viven 7.9 millones de pcd.

En el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, decía que este programa “apoya a niñas, niños y jóvenes de hasta 29 años que tienen discapacidad permanente, así como a personas con discapacidad de 0 a 64 años que vivan en comunidades indígenas”.

Y se echó a andar hace un año sin reglas de operación, con un padrón incompleto y con los propios ‘servidores de la nación’ encargados de determinar quiénes son los beneficiarios, desconociendo —como explicaron en el informe— qué es y qué no una discapacidad permanente. En 2019 se fijó una cifra más baja de beneficiarios: 817 mil 7 personas. Según Coneval, solo cobraron su pensión 815 mil 923.

En febrero de este año se publicaron las reglas de operación y allí ya cambiaron el perfil de quienes son susceptibles de recibir apoyo: “personas con discapacidad permanente, de 0 a 64 años que habitan en municipios o localidades indígenas o afromexicanas y personas de 30 a 67 años que habitan en zonas con alto y muy alto grado de marginación, aumentan sus ingresos monetarios para reducir la brecha de ingresos respecto a las personas sin discapacidad”.

Si bien ahora especifican que apoyarán a quienes tienen bajos ingresos, en ninguna parte de los requisitos para sumarse al padrón se piden ni ingresos ni hay un estudio socioeconómico. Bueno, en realidad lo único que anotan en ese padrón es el nombre, apellido, clave de la entidad, municipio y monto entregado. Faltan datos fundamentales (y obvios) que determinan ni más ni menos si alguien es un potencial beneficiario: ni edad, ni sexo, ni tipo de discapacidad, ni a qué minoría o etnia pertenece. Hoy por hoy es imposible saber cuántas personas de esos subgrupos a los que busca apoyar el programa efectivamente están cubiertos.

Ni las cifras cuadran. Coneval sumó cuántas personas con discapacidad entran dentro del perfil que indica el programa y son 2 millones 164 mil 668 personas. Es decir que hoy solo 38 por ciento de este grupo recibe una pensión. Lejos de aquel millón prometido.

Poca claridad, falta de objetivos y precisión e inconsistencia son algunos de los adjetivos que más se repiten en la evaluación de este programa tan cacareado cuando hay oportunidad.

barbara.anderson@milenio.com
@ba_anderson

Google news logo
Síguenos en
Bárbara Anderson
  • Bárbara Anderson
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.