Llegar a la pandemia de covid-19 con padecimientos previos —con comorbilidades— es el gran tema nacional. No es tanto el manejo epidemiológico ni la brutal reconversión de hospitales para tener las camas necesarias que no saturen de enfermos los nosocomios, la medida de éxito de la campaña. El tema no es ni el virus ni su letalidad, ni la cantidad de pruebas que se hagan ni el polémico uso del cubrebocas, sino cómo llegamos a esta coyuntura: con obesidad, con diabetes y con hipertensión.
Lo cierto es que la propia Secretaría de Salud (Ssa) llegó a esta epidemia —declarada hace justo cinco meses— con sus propias preexistencias. Si la obesidad es la principal comorbilidad de los mexicanos, la anorexia lo es de la Ssa.
Según el reporte semestral de esta secretaría que publicó México Evalúa, la austeridad persiste aún en la peor crisis sanitaria del siglo: de enero a julio no solo se gastó menos que en el mismo periodo de 2019 (-1.7%), sino que incluso menos de lo presupuestado (-4%). El área gubernamental más comprometida de toda la administración no pudo reducir la curva ascendente del contagio de covid-19, pero sí sus gatos, que redujo en 15 mil 650 mdp.
El gasto en medicinas fue 14.15% menos que el que se había presupuestado. No olvidemos que la pandemia opacó los reclamos públicos de padres de niños con cáncer que no accedían (ni acceden) a drogas oncológicas. El desabasto se alimentó de dos mandatos presidenciales: austeridad y combate a la corrupción. El primero se atacó con recortes y subejercicios y el segundo con las compras consolidadas y el fin de contratos con proveedores sin tener antes ningún ‘plan B’ de suministro y distribución que no afectara a ningún mexicano.
Sí hubo un gasto superior al presupuesto en inversión física (+35.2% del presupuesto) para dotar de urgencia al IMSS y al Issste con equipo médico y de laboratorio.
Aun así, en el semestre más complejo por la pandemia se usó solo 37.4% del presupuesto, ni quisiera la mitad haciendo cálculos simplones.
A pesar de que la Ssa llegó flaca a la fuerza a la epidemia, aún ‘se veía’ gorda y en estos seis meses bajó más de peso, unos 5 mil 400 mdp.
Incluso siendo la obesidad la comorbilidad que indican que nos ha vuelto vulnerables ante la pandemia, el propio programa de “Fortalecimiento de los Servicios Estatales, Seguro Médico Siglo XXI y Prevención y Control de Sobrepeso, Obesidad y Diabetes”, sufrió un recorte por arriba de 50% en su presupuesto. El otro programa con un subejercicio del ciento por ciento es el de “Fortalecimiento de los Servicios Estatales de Salud”, donde no se ejerció ni un solo peso de los mil 500 mdp que se tenían asignados para apoyar a las 32 entidades federativas.
No confundamos gordura con hinchazón, decían en mi pueblo: subejercer un presupuesto público no es ahorro. Es síntoma de mala planeación y ejecución, algo que afecta a la población sobre todo en un sector tan sensible —y este año más aún— como el de Salud.
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@ba_anderson