El mayor consumidor de electricidad es la industria: 60% de la energía que consume el país. Y este es el sector que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha venido perdiendo en los últimos años. Hoy 75% de este sector es cliente de la CFE y el otro 25% tiene como proveedor a una empresa privada (ya sea de energías limpias o de ciclo combinado).
Esta es ‘la crema’ del negocio: en ese 25% del mercado se concentran las empresas más grandes y con consumo más intensivo de electricidad. Son compañías que por su tamaño tienen equipos propios de analistas buscando las mejores eficiencias energéticas y que saben que los generadores privados siempre serán más baratos que la CFE.
De los 200 teravatios/hora que consume todo el sector industrial, 50 teravatios/hora son vendidos por empresas privadas de energía a firmas como Telmex, Holcim, Nestlé, Femsa, Kimberly Clark o BMW. Solo para proveer a grandes clientes industriales, hoy conviven en el país dos sistemas paralelos: el autoabasto (plantas de generación propias, de energías limpias instaladas hasta 2014) y el mercado (la apertura que trajo la reforma energética).
Justo cuando se estaba por aprobar la reforma, se hizo una consulta sobre qué hacer con ambos regímenes: pasar todos los contratos al modelo de mercado o dejar el autoabasto como estaba —un negocio que ya no podía crecer— hasta que se extinguieran los contratos, que en su mayoría eran a 20 años. “Fueron los industriales los que pidieron no mover nada porque habían invertido fuerte en plantas de energía solar y eólica y necesitaban resarcir esa inversión”, me dice un ex funcionario de Sener.
Los dos modelos privados siempre vendieron más barato que la CFE: el autoabasto porque contaba con un subsidio en la transmisión de la energía (el porteo estampilla) que justificaba la inversión inicial en tecnologías que eran más caras que hoy y la de mercado, porque las firmas privadas generan energía de una manera más eficiente. Incluso pagando, en este caso sí, el costo de la transmisión desde la planta generadora al cliente final, siempre las privadas como Acciona o Iberdrola, han vendido la electricidad entre 5 y hasta 40% más barato que la CFE (según el volumen y el tiempo de cada contrato).
Esta semana la Comisión Federal de Electricidad publicó el aumento en el costo de transmisión de las plantas de autoabasto (el porteo estampilla) con alzas entre 427 y 811%. Esta medida le pega directamente a las empresas con plantas propias como Soriana, Cemex, Bimbo, Peñoles o Walmart. Si bien su costo de generación es bajo, este aumento en el ‘transporte’ las vuelve poco competitivas. Incluso la fórmula sorprendió, porque si se buscaba equiparar el costo del porteo estampilla (que era una tarifa plana a todo el país) con otra tarifa plana existente (la de mercado) el aumento debía ser de entre 150 a 300%.
La CFE quiere de regreso a los grandes clientes industriales cueste lo que cueste.
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@ba_anderson