El influencer Mr Beast utiliza los sitios arqueológicos de Chichen Itza, Calakmul y Balamcanche como escenografía para un video, introduce un dron dentro de una pirámide y filma, se jacta de que “no sabe cómo los gobiernos le permiten hacer esto” y “ni siquiera a los arqueólogos se les permite entrar aquí”. Se sube a las pirámides con sus amigos, el guía saca una máscara de jade y se la pone en las manos, Mr Beast dice “cómo es que un youtubero puede tener esto en las manos” se mueren de la risa. En el video sigue entrando a más pirámides haciendo comentarios infra inteligentes. El INAH le dio todos los permisos y la Secretaría de Cultura dice que “habrá sanciones”. Supuestamente lo demandaron, es igual, el daño está hecho y tiene millones de vistas en YouTube.
En Perú en la milenaria ciudad de barro de Chan Chan en la ciudad de Trujillo, un hombre hace pintas obscenas, con todo descaro mira a la cámara y pinta sobre el muro de barro más antiguo del mundo. Lo sube a Instagram y después borra el video. Las pintas dañaron tres muros. En ambos casos la indignación llega primero desde la población y después, demasiado tarde, de las instituciones que tienen a su cargo el cuidado de estos lugares.
Los sitios arqueológicos de México, y por lo que veo también de Perú padecen la negligencia institucional, desde la vigilancia, la conservación y la valoración como obras de arte históricas. Beast también vandalizó las pirámides, su presencia ahí, rompiendo las reglas que exige el protocolo y haciendo alarde, es un daño al valor intangible de estos lugares. Por un lado, el Estado mantiene una retórica constante alrededor de nuestro pasado histórico y los “pueblos originarios” y por otro permiten que un youtubero entre en las pirámides, las utilice para ganar miles de dólares con ese video y explotarlas con comerciales.
Los sitios arqueológicos están desapareciendo, entre el hurto sistemático, las bandas de delincuentes que los secuestran, el turismo que no tiene freno porque no hay vigilancia. El INAH está sobre pasado con este problema, no hay un plan de recuperación de zonas arqueológicas, las que están en manos de delincuentes están saqueadas. La retórica del pasado histórico no es suficiente para que solucionen este grave problema. Entre otras cosas el catálogo de piezas arqueológicas es un sueño incumplido. Los museos de sitio descuidados y sin acervo.
El INAH afirma con ingenuidad, que esto “promociona los sitios arqueológicos para las nuevas generaciones”, es decir, permitir que un youtubero los explote comercialmente es promoción. Nuestro patrimonio histórico se cae a pedazos sin presupuesto para su mantenimiento y recuperación; sin respeto, por falta de educación las nuevas generaciones no los ven como sitios de arte depositarios de nuestra cultura. El ejemplo está dado y con permiso estatal: si un youtubero puede hacer lo que le viene en gana, lo puede hacer cualquier persona.