El contraste es ominoso: los “coleccionistas” de arte multimillonarios despilfarran en subastas comprando obras que no son arte, objetos absurdos que los catapultan a una fama instantánea. Por otro lado, los museos, incluso los más famosos, tienen grandes deficiencias, entre ellas la vigilancia, sufren daños y robos. Después del asalto vergonzoso al Louvre de Paris, ahora en Sao Paulo, dos hombres armados robaron en una biblioteca obras de Matisse y de diferentes artistas en una exposición sobre libros de artista.
En las últimas calamidades del Louvre perdieron cientos de documentos valiosos por las goteras. El personal del museo se va a ir a huelga como protesta por este caos. Los museos en su mayoría funcionan con recursos gubernamentales, incluso los museos privados reciben apoyos. Los presupuestos dedicados a la cultura, aun en países de primer mundo, son los más limitados, ahí están los casos de Gran Bretaña y Estados Unidos. En México es terrible la situación, hay museos que no tienen fondos ni para pintar los muros de las salas o papel para fotocopias.
Es evidente que las personas que gastan fortunas insultantes en un Banksy hecho pedazos, un plátano con cinta adhesiva, perros metálicos de colores, en performances de gente de pie que no hace nada, imágenes hechas con IA, y una lista interminable de ocurrencias infra inteligentes, esos “coleccionistas” no les interesa el arte, les interesa especular, lavar dinero, hacerse famosos, porque si amaran el arte verían que ese dinero podría apoyar museos y escuelas de arte.
El mecenazgo se ha distorsionado porque el escándalo que surge con los precios en subastas han dado una imagen de frivolidad e ignorancia alrededor del arte. Esto ha dirigido al mecenazgo hacia la filantropía, que son completamente diferentes. El mecenas del arte sabe, cómo los grandes del Renacimiento, Medici y Sforza, que cada obra vivirá para la posteridad. El mecenazgo es una misión a largo plazo, preservar la belleza y el conocimiento tiene como fin último despertar la sensibilidad intelectual y espiritual, individual y colectiva hacia un estado superior.
La filantropía es inmediata, apoya causas sociales, y en muchas ocasiones está manejada desde las ONGs que tienen su propia agenda. Las causas evolucionan según la moda: el clima, las comunidades activistas, fundaciones, etcétera. La imagen que ha tomado el arte a nivel mediático ha dirigido muchos fondos a la filantropía. Las fortunas de los empresarios del puntocom se van a esas ONGs. Se percibe más “generoso” o válido donar dinero a una ONG que boicotea a los museos que admiten donativos de las empresas petroleras que donar ese dinero al museo.
En México el Estado no da dinero al arte ni deja que otros den, juzga los donativos como sospechosos, los museos y las escuelas de arte sobreviven duramente. El mecenazgo debe “renacer”, el arte, la sociedad y los individuos lo necesitan. Esas pujas millonarias por objetos zafios evidencian el poder de la ignorancia.
