¿Inteligencia Artificial dotada de instinto materno? ¿Cómo lo conseguirán? Programándola como a las mujeres, tal vez, educándolas con información de juegos infantiles de mamás con sus bebes de plástico. Geoffrey Hinton, el científico “padre” de la Inteligencia Artificial, experto publicista de su proyecto, afirma que la IA debería ser una forma de madre cibernética, con el fin de cuidar a la humanidad.
La declaración de Hinton parte de que el instinto materno se forma desde la infancia con la educación, a las mujeres nos condicionan a ser madres, eso es elemento intrínseco de la existencia. Si se programa a un ser humano a ser madre, lo será y de no ser así ya vendrá el trauma del nido vacío, etcétera. Las críticas sociales señalan a la mujer sin hijos como menos mujer. Afirmar que una máquina puede desarrollar ese instinto lo reduce a una forma adquirida, no a una respuesta orgánica y psicológica depositada en el ADN de la mitad del género humano.
Supongamos que la IA la programan como la madre de la humanidad, hay muchos tipos de madres, está Medea que asesinó a sus hijos para castigar a Jasón por la humillación de abandonarla por una mujer más joven. La Reina de la Noche, madre de Pamina que en “La Flauta Mágica” de Mozart, una de las arias más bellas de la ópera, le ordena que mate a su propio padre. La maternal IA con esas vertientes definitivamente no cuidará del usuario que está haciendo su tarea de secundaria con esa herramienta.
Lo humillante de esta idea de la ciber maternidad es que la IA es una herramienta carente de derechos porque no es un individuo, y si puede ser madre de su usuario, es volver a reducir la condición femenina a una herramienta de servicio, como lo fue durante siglos. La maternidad fue una obligación para poblar a la humanidad. Las madres se hacen cargo de los hijos. El cuerpo de la mujer estaba obligado a ese fin. Es una discusión en Anna Karenina, de León Tolstoi. Durante una cena los personajes masculinos discuten cómo conseguir la “rusificación” de Polonia. La solución es poblarla pariendo muchos hijos rusos en Polonia. Felicitan al anfitrión porque tiene seis hijos, dicen que él sí cumple su deber patriótico de traer ciudadanos al mundo. Su mujer, Doris, está agotada de tantos partos, pero eso no cuenta, el patriota es el marido.
La ciber maternidad puede ser cruel o sumisa, consentidora, irresponsable, amorosa hasta el fanatismo, son infinitos los estilos de madres. Las empresas tecnológicas decidirán cual es el “ideal” instinto materno, y el concepto de madre será un estereotipo como el de belleza. Nadie elige a sus padres, pero la posibilidad será elegir a la madre y sustituirla por una máquina. El gran negocio para vender más será explotar el complejo edípico de los usuarias y usuarios para hacerlos más adictos a la IA creando una relación emocional más fuerte de la que ya padecen millones de personas. La solución está en matar esa madre, sacarse los ojos y borrar el app.