Cultura

Ifigenia en Áulide

La tragedia griega dimensiona la naturaleza humana, al observar las consecuencias de los actos en el trayecto del destino, ofrece la posibilidad de comprender a la realidad fuera del escenario. En el teatro Héctor Mendoza de la Compañía Nacional de Teatro se monta Ifigenia en Áulide de Eurípides, con el elenco estable y bajo la dirección de Gabriela Ochoa. El argumento es parte de los daños colaterales del rapto de Helena por Paris, el bárbaro. Menelao, su prometido se queda humillado y sin capacidad de soportar el reto, su hermano Agamenón, el rey guerrero encuentra motivo para invadir Troya.

La guerra, entonces como ahora, depende del favor de los dioses, Agamenón sale de cacería en Áulide y mata un venado de la diosa Artemisa, esto trastorna el destino. Los vientos cesan, los barcos de Agamenón no pueden navegar. El oráculo avisa que deben sacrificar una virgen para restituir el venado y buscar el favor de Artemisa. Esa virgen es Ifigenia, la hija de Agamenón.

Es llevada a Áulide con engaños, acompañada de su madre la voluntariosa Clitemnestra. Las circunstancias están dadas para demostrar quiénes son, en la tragedia esta situación límite los obliga a mostrar su verdadera naturaleza, entonces Ifigenia supera la condición de víctima y hace del sacrificio su poder “Por mi poder destruyan Troya”. La virgen adolescente es ahora una mujer valerosa, capaz de hacer ganar una guerra a todo un ejército.

La puesta en escena de Gabriela Ochoa es impecable, elegante. El pequeño escenario se expande para dar sitio al drama. La iluminación y sobria escenografía de Jorge Kuri calibra el estado de ánimo, el ambiente de los sucesos. La música original y los efectos de sonido se unen para crear un espacio de ficción, poético, la irrealidad que nos dicta la verdad.

La tragedia griega con sus mitos y presagios sigue revelando su eternidad, cada personaje viene del inicio del tiempo y es contemporáneo, sus dudas y arrebatos, el miedo y la venganza, son emociones humanas que los dioses imitan. El guión es una adaptación corta, dura una hora, sin embargo, retiene la esencia. Al inicio hay una delicada coreografía de una mujer que se mueve como venado, la víctima, sin palabras tiene esa agilidad nerviosa del que está en peligro.

Las actuaciones tienen sus altibajos sin embargo en general es un nivel profesional. Agamenón es verosímil, en su firmeza y dudas, conmueve cuando anuncia el sacrificio a su hija. Clitemnestra logra la potencia de la madre. Menelao se percibe inseguro, tal vez sea por el personaje o por la actuación. Ifigenia es la encarnación del personaje, pesada carga en un escenario que apenas permite desplazamiento. Los coros poseen misterio y armonía. El vestuario y peinados son una propuesta interesante, el vestido amarillo de Ifigenia domina el escenario. Presenciar tragedia griega nos enfrenta al espejo de nuestra psique. El sacrificio y el verdugo.


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Avelina Lésper
  • Avelina Lésper
  • Es crítica de arte. Su canal de YouTube es Avelina Lésper
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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