Mitoteros somos y en el terregal andamos. Sin duda alguna esta es una definición de identidad regional que podemos presumir, porque no cualquiera se arraiga en esta parte del desierto chihuahuense, en esta "peque pampa abierta al sol y al vendaval de mayo" como decía el doctor Carlos Montfort.
Los que vemos llegar las tolvaneras y seguimos nuestra vidas cotidiana, somos los mismos que nos asombramos de las novedades que llegan a nuestras plazas y calles y luego somos testigos de que esas novedades se van a otros lares, quizá menos polvorientos.
Entonces bautizar a un festival cultural comunitario que irá a plazas, colonias, ejidos y escenarios cerrados, como "El Mitote Lagunero" no solo es completamente acertado, sino reconocimiento de lo que hemos sido, somos y seremos: nómadas aferrados a esta parte del antiguo mar de Tetis, habitantes de oasis hoy convertidos en páramos.
Pero aquí estamos e iremos a esas plazas de Zaragoza sur, Sol de Oriente o Las Magdalenas y a las bibliotecas de los ejidos Juan Eugenio y La Flor de Jimulco; también a los teatros "Isauro Martínez", "Alfonso Garibay" y "Jorge Méndez" con "Nuestro amigo de cartón" ( obra de teatro) para cantar las mañanitas al ballet de Monterrey que cumple 35 años y presentará Giselle", de Jules Perrot y Jean Coralli en la inauguración del Festival y escucharemos el por qué el sotol es la bebida del semi desierto en la clausura del festival.
Ya tengo una fecha marcada en mi agenda: 10 de noviembre, no me perderé el homenaje, muy merecido, al maestro Ramón Shade que dedicó más de 30 años de su vida artística a la maravillosa Camerata de Coahuila, y dos días después iré a ver y escuchar a la soprano maravilla que es Nadine Sierra en un concierto nivel Metropolitan Opera House.
Uy, debo prepararme porque también tengo que ir al desfile de los muertos, el viernes 31 y a la final de "Mi querido Torreón canta".
¿Quién dijo que en Torreón no hay nada que ver?
La inversión de 4 mdp para este primer Festival del Mitote Lagunero, es poca cuando vemos su importancia, calidad y trascendencia... nos reconocemos aterrados, nómadas llegados de cien lugares y que, quizá, iremos a dar a quien sabe que otra ciudad.
Eso somos, curiosos, con gran capacidad de adaptación; receptivos, incluyentes por naturaleza.
Aquí nada está rancio, nadie tiene títulos de nobleza, los apellidos rimbonbantes se escuchan igual que los demás, los títulos académicos se mezclan con la gente en las banquetas anchas, el cardenche y las plantas rodadoras se meten a las calles y a las casas, las noas son resilientes y la cultura también.
Saldremos a las calles del 29 de octubre al 16 de noviembre, para disfrutar de la cartelera donde hay muchas actividades gratuitas, o a precios accesibles, el Festival del Mitote Lagunero es la oportunidad para comer discada en el barrio y decir, sí somos del desierto y estamos orgullosos de eso.
Y cierro esta columna con algo que no pasa desapercibido en medio del terregal, este festival es fruto del esfuerzo conjunto de los gobiernos del estado y del municipio.