Este domingo por la noche será histórico. ¿Por qué? Porque se va transmitir el final de la telenovela Mi fortuna es amarte y, de mí se acuerda, estoy convencido de que va a romper con todos los niveles de rating de todos los desenlaces telenoveleros de los últimos años.
Estamos ante el éxito más rotundo no sólo de Televisa, de toda la industria de la televisión mexicana.
¿Se acuerda que hace algunos días le publiqué que en esa empresa estaban muy contentos porque habían resurgido con más fuerza que nunca?
Bueno, pues esta producción de Nicandro Díaz (Amores verdaderos) está por encima de todas esas cifras. De ese tamaño de éxito estamos hablando y, ojo, ya no estamos en los tiempos de Rosa salvaje o de Cuna de lobos.
Mi fortuna es amarte triunfa cuando México tiene más televisoras que nunca en su historia y cuando las audiencias tienen muchas otras opciones de entretenimiento como las plataformas, las redes sociales y los videojuegos.
¿Así o más claro este éxito? ¿Así o más contundente que la telenovela tradicional mexicana sigue siendo la reina del espectáculo?
Y es que esto es, ante todo, una telenovela tradicional mexicana. Sí, adaptada de un éxito extranjero como muchos de nuestros mejores clásicos, pero corregido y aumentado.
Aquí los buenos son buenos, buenos. Y los malos, malos, malos. Y hay ricos y hay pobres. Y hay amor y desamor. Y niños y adultos mayores.
Y algo que nunca dejaré de celebrar: el más honesto homenaje a nuestra cultura de barrio.
Seamos sinceros, de un tiempo a la fecha, en una suerte de vergonzoso clasismo, siempre que la televisión privada nacional habla de nuestros barrios, habla de ellos como algo feo, sucio, de gente mala, asesinos, narcos, delincuentes.
Mi fortuna es amarte rescata los enormes y verdaderos valores de nuestros barrios llenos de familias que luchan por salir adelante, de mujeres que no rinden, de hombres pobres pero honrados y de vecinos que se echan la mano, y eso hace la diferencia.
Eso es precioso y era algo que urgía recuperar y qué mejor manera de hacerlo que a través de estos fabulosos libretos llenos de tradición pero, al mismo tiempo, de sorpresas, de dinamismo y de aportaciones.
¿Y qué me dice del reparto? Susana González había hecho cualquier cantidad de personajes protagónicos y de carácter en su carrera, pero ésta es su telenovela.
Aquí ella no sólo ha destacado por su belleza, por su elegancia y por su infinito talento como actriz. Aquí ella se ha ganado el corazón del pueblo de México y David Zepeda, otro tanto.
David es una de las figuras más emblemáticas de Televisa, pero aquí está su consagración. Es como un Pedro Infante con todo y su Torito.
Mis respetos para Michelle González. Siempre he pensado que ella tiene todo para ser una nueva Salma Hayek y aquí nos regaló a una mala tan mala como la que hizo la gloriosa Chantal Andere.
¿Y qué me dice de Luis Felipe Tovar, Sergio Sendel, Michelle Vieth, Omar Fierro, Luz Elena González, Ana Bertha Espín, Carlos de la Mota y todos los demás?
Mención aparte para la genial María Rojo y el estupendo René Casados. Carmen Salinas, desde el cielo, los bendice y bendice está suculenta experiencia melodramática con Yuri interpretando un tema como no se había oído nunca en Las Estrellas.
Por lo que más quiera en la vida, luche por mirar el desenlace de esta joya este próximo domingo por la noche. Ahí va a pasar algo histórico. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com