Dentro de los foros de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral he participado enfatizando la importancia de fortalecer nuestro sistema electoral desde lo local. Si bien en la discusión pública sobre nuestro sistema electoral se ha cuestionado el papel de los organismos electorales, en específico de los organismos locales, lo cierto es que esta discusión debe abordarse desde diversas miradas: técnicas, operativas y presupuestales, y sobre todo desde las implicaciones que tiene para la calidad democrática local. Porque no solo se trata de organizar elecciones, sino de garantizar los derechos políticos de la ciudadanía para elegir a quienes nos habrán de representar, gobernar o impartir justicia.
Y, especialmente, porque uno de los grandes aciertos de la historia democrática mexicana ha sido la construcción de un árbitro electoral autónomo de los partidos políticos y del poder político.
Capacidad técnica
Desde su creación, los organismos electorales locales han organizado más de 800 elecciones, tanto ordinarias como extraordinarias. Elección tras elección, se ha fortalecido su capacidad técnica y operativa, afrontando los retos que cada proceso requiere y respondiendo a la exigencia ciudadana hacia los organismos garantes del derecho a elegir a quienes nos gobiernan y representan (y ahora también a las personas juzgadoras).
También es importante destacar el dominio de la territorialidad: se cuenta con personal especializado que conoce a fondo las dinámicas locales, lo que permite una logística electoral eficiente y contextualizada.
Diversidad política
Los organismos electorales locales han sido clave para la inclusión de nuevas fuerzas políticas, candidaturas independientes y mecanismos de participación ciudadana como consultas y presupuestos participativos. La labor de los organismos locales ha contribuido a que la pluralidad política se exprese en los congresos locales y ayuntamientos. Los organismos electorales no solo organizamos elecciones: promovemos la cultura cívica, los derechos político-electorales y la participación comunitaria. Somos el primer contacto de muchas personas con la democracia.
Además, es importante mencionar que cada entidad federativa tiene sus propias particularidades geográficas, sociales y culturales; por ello, desde lo local se implementan medidas específicas para garantizar la inclusión y la representatividad.
Por ejemplo, en Hidalgo, las planillas municipales deben integrar candidaturas indígenas; personas con discapacidad; personas jóvenes; personas de la diversidad sexo-genérica; personas adultas mayores (por sentencia reciente del Tribunal Electoral local); así como cumplir con la paridad de género estricta.
Estos mecanismos fortalecen la democracia y aseguran que las estructuras de gobierno reflejen a la sociedad en su conjunto, algo que solo es posible con una mirada desde lo local.