Política

La educación posible

  • Apuntes pedagógicos
  • La educación posible
  • Alfonso Torres Hernández

En el contexto de cambio acelerado que vivimos, de un mundo globalizado, de un avance indiscriminado de las tecnologías y de la inteligencia artificial, la mayor fortaleza que podemos desarrollar es la del pensamiento crítico y multirreferencial. Un pensamiento de esta naturaleza nos lleva a dar claridad a nuestro posicionamiento político-pedagógico y a cuestionarnos permanentemente si otra educación es posible.Una educación donde las aspiraciones filosóficas, educativas y culturales que pretendemos como sociedad estén alejadas del discurso retórico y dogmático para articularse y constituirse en realidades concretas. Una educación donde cobre sentido y significado lo que se enseña y aprende en la escuela, donde los contenidos escolares sean el vehículo para conocer, comprender y actuar en y sobre la realidad del entorno social.

La educación posible implica la ruptura de parámetros con las lógicas de razonamiento, conocimiento y acción que nos ha inculcado la racionalidad capitalista desde hace décadas. Tenemos que preguntarnos sobre el sentido de nuestra enseñanza, ¿qué enseñamos?, ¿cómo lo enseñamos?, ¿por qué lo enseñamos? Estos cuestionamientos son actos de pensamiento crítico. Son puntos de partida de reconocimiento de nuestra práctica para problematizarla y contextualizarla. El cuestionamiento es la herramienta que nos permite romper con las rutinas, el orden establecido, lo instituido y nos conduce a horizontes de claridad en nuestra acción pedagógica.

Si nuestra aspiración es la configuración de una educación más humanista y con valores de sentido social, es pertinente entonces no perder la sensibilidad de lo que pasa en el mundo, en nuestra sociedad, en nuestra comunidad. Las injusticias sociales, el deterioro ecológico, la desigualdad, la inseguridad, la violencia se constituyen en los desafíos a enfrentar, y la educación se constituye en un dispositivo esencial para ello. Si pensamos en la transformación social, es necesario entonces fortalecer nuestra responsabilidad ética y sentido de comunidad. Pensar en el bien común se convierte en una exigencia para ello. Argandoña (2011) nos dice que el bien común es el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten, ya sea a la colectividad como así también a sus miembros, alcanzar la propia perfección más plena y rápidamente.El bien común es el bien de la sociedad y de sus miembros; por ser común no puede ser el bien de algunos, ni de la mayoría, sino el bien de todos.

La educación posible nos invita a recuperar nuestra historia, nuestra memoria, para resignificarlas en nuestro presente y en la perspectiva de nuestro futuro. Pensar que la historia está en construcción y que podemos recrear nuevas posibilidades de relación social y pedagógica. La dislocación que nos ha generado la racionalidad técnica de las políticas neoliberales es posible superarla recuperando nuestra memoria histórica para recolocarnos en la comprensión de los acontecimientos sociales actuales y adicionarlos con pensamiento-acción crítica, pero con mayor conciencia y compromiso, para hacer de esta exterioridad una posibilidad de transformación donde lo liminar se amplíe en nuevas formas de ampliar márgenes de inclusión a un mundo de mayores realizaciones, con capacidad de promover opciones de vida y coexistencia de las diferencias. (Quintar, 2005).

La educación posible es mirar posibilidades de realización. No es un posicionamiento vano y superficial de enfrentarse a los dogmas y orden establecido, o de adherirse a ello, sino más bien, a pensar correctamente en el desarrollo creativo y renovado de pensamiento-acción para encontrar mejores condiciones de vida. “Pensar correctamente (…) es una postura exigente, difícil, a veces penosa, que tenemos que asumir frente a los otros y con los otros, frente al mundo de los hechos, ante nosotros mismos.” (Freire , 2007).

Reflexionar el currículum que se nos presenta para su desarrollo, repensar reflexivamente nuestra práctica, pensar en la colectividad y bien común, pensar en acciones de transformación pedagógica, reflexionar sobre nuestra relación social y educativa, y reflexionar el sentido de nuestra enseñanza, nos coloca en el campo de la posibilidad, en el terreno de la utopía posible, pero con base y fundamento. La educación posible entonces, se debe constituir en una tarea colectiva, comunitaria y social que nos ayude a desanclar la tradición, lo sedimentado, lo rutinario, lo que no tiene sentido. Este es el gran desafío que enfrentamos y el pensamiento crítico es una posibilidad para asumirlo.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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