En México, pocas veces coinciden las formas y los fondos. Pero cuando lo hacen, hay claridad. En esta etapa política de renovación, dos líderes —la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, y el Gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar— han logrado colocar el ejercicio de gobierno en el centro de la agenda pública, con un enfoque de rendición de cuentas, cercanía ciudadana y visión estratégica. Sus informes recientes, uno nacional y otros regionales, confirman que hay más puntos en común de lo que parece.
El primer informe de Claudia Sheinbaum marcó el inicio de una narrativa presidencial: científica, ecológica y profundamente territorial. Lejos de ceremonias rígidas, la Presidenta optó por una exposición con datos, hechos y promesas en marcha.
En Hidalgo, Julio Menchaca también habla con hechos. No se limita a informes tradicionales en la capital: elige las regiones, visita los municipios, escucha al pueblo. Ya son dos informes regionales —el primero en Huejutla, el segundo en Tula— que se convierten en ejercicios de cercanía. Con ello, el Gobernador está construyendo una nueva manera de comunicar el poder: sin intermediarios, sin escenografías, y con énfasis en el rostro humano del gobierno. Ambos coinciden en algo fundamental: la educación. Claudia Sheinbaum ha sostenido que sin educación pública no hay nación posible. Julio Menchaca Salazar lo ha convertido en presupuesto: destinó el 46 por ciento del gasto anual a este rubro.