Mi artículo de hace tres meses llevó el mismo nombre, pero entonces lo escribí entre signos de interrogación y ahora lo escribo tal cual. Y es que todo indica que Xóchitl Gálvez, la mejor carta en la baraja visible de la alianza opositora, ha aceptado buscar la candidatura presidencial. Me toca, pues, explicar por qué la considero la mejor opción, lo cual solo bosquejé la vez pasada.
Quienes no la quieren en la boleta la bloquean, empezando por el presidente López Obrador y terminando en algunos dirigentes aliancistas. Uno le teme y los otros pretextan que es ella quien no quiere ir por la grande. A partir de hoy ambos tendrán que confrontarla con argumentos: si AMLO no le tiene miedo, que cumpla su palabra, acate el mandato judicial y le dé réplica en la mañanera; si la oposición dice que no gana, que le dé exposición mediática nacional y luego coteje. En el análisis de prospectiva, por cierto, la competitividad se debe evaluar, más que por encuestas, por focus groups y por una mezcla de oficio, lógica e intuición.
Xóchitl es la más competitiva, a juicio mío. Van diez razones. 1) Es honesta, no se le ha involucrado en ningún escándalo de corrupción a pesar del acoso del antiguo régimen, que solo pudo difamarla por portación de hermana prohibida, si se me permite la parodia: no tener cola que le pisen la blindaría contra los embates oficialistas y le daría autoridad moral para criticar a AMLO y a su prestanombres electoral. 2) Viene de abajo, de una familia indígena pobre, y su historia de superación es admirable: el contraste de una candidata que vendía gelatinas en la calle para sacar adelante a los suyos mientras su adversaria tomaba clases de ballet, e incluso la reversión de la narrativa “pueblos originarios vs invasores europeos”, le sería muy favorable; 3) Conecta con la mayoría: su origen, su lenguaje y su conocimiento de las adversidades que tantos padecen le daría el imprescindible bono emocional. 4) Es mujer: sería un plus en una contienda con Claudia, y quizá aún más con Marcelo o Adán. 5) Prioriza el combate a la pobreza y a la desigualdad, pero con buenas políticas públicas y más allá (no en lugar) del asistencialismo: podría sumar apoyos sin alienar a las clientelas de la 4T. 6) Ha hecho su carrera política en el PAN: sería inmune al voto negativo anti PRI y le quitaría pretextos a la cúpula del partido que lleva mano en la elección; 7) Es progresista: no ahuyentaría a otros segmentos del electorado. 8) Es empresaria: tiene la simpatía y el respaldo de gran parte del empresariado; 9) Tiene visión de futuro: su voluntad de superación atraería a la clase media. 10) Sabe argumentar y es arrojada: en los debates derrotaría a su contrincante.
Respeto y estimo a Santiago Creel, cuyos méritos políticos y legislativos son innegables. Pero, a diferencia de Santiago, Xóchitl Gálvez tiene el perfil que permitiría morder un trozo del 60% de mexicanos que aprueba a AMLO, el que corresponde a aquellos que simpatizan con la 4T sin ser sus incondicionales. Y ese es un mordisco sin el cual la oposición no puede ganar.
En términos de resistencias cupulares, le cuesta lo mismo a Xóchitl abrirse paso a la candidatura en CdMx que a la presidencial. Creo que sería mejor poner sus energías, las de ella y las de la alianza, en la grande.