Vivimos un momento determinante para Norteamérica. En medio de tensiones políticas, amenazas de nuevos aranceles y un entorno internacional incierto, hay una certeza que no cambia: cuando México, Estados Unidos y Canadá trabajan juntos, somos más competitivos, más seguros y más influyentes que cualquier potencia en solitario.
La relación comercial entre México y Estados Unidos es la más grande del mundo. En 2023, México exportó bienes por 490 mil 183 millones de dólares a su vecino del norte, lo que representó 83 por ciento de sus exportaciones totales, equivalente a casi 30 por ciento del PIB nacional. Por cada dólar de manufactura que México exporta a Estados Unidos, aproximadamente 40 centavos provienen de insumos estadunidenses.
Este dato refleja que no existe un “ellos” y un “nosotros” en la cadena productiva: es una sola red de competitividad. Un arancel de 25 por ciento en la frontera no solo afectaría a México, desmantelaría décadas de cooperación que han hecho la manufactura de Estados Unidos más fuerte y global. Proteger y mejorar el T-MEC es la única ruta viable si se quiere preservar la competitividad regional.
Este dato refleja que no existe un “ellos” y un “nosotros” en la cadena productiva: es una sola red de competitividad. Un arancel de 25 por ciento en la frontera no solo afectaría a México, desmantelaría décadas de cooperación que han hecho la manufactura de Estados Unidos más fuerte y global. Proteger y mejorar el T-MEC es la única ruta viable si se quiere preservar la competitividad regional.
El mundo se está reconfigurando. Empresas que antes producían en Asia hoy miran a México y Canadá para estar más cerca del mercado estadunidense. La inversión extranjera directa vinculada al nearshoring creció 47 por ciento entre 2022 y 2023, y casi la mitad de la inversión estadunidense del último año tuvo este origen. Pero la oportunidad no es automática.
El nearshoring debe ir acompañado de inversión en educación técnica, políticas de movilidad laboral e infraestructura moderna. Solo así podrá convertirse en prosperidad compartida y no en un fenómeno pasajero.
La región también concentra recursos que podrían garantizar independencia energética y acelerar la transición hacia energías renovables. México aporta manufactura, Canadá, recursos naturales, y Estados Unidos, liderazgo tecnológico. Sin embargo, los aranceles amenazan con encarecer insumos y frenar inversiones estratégicas.
Un diálogo formal en el marco del T-MEC, con el foco en las cadenas de suministro, minerales críticos y regulación energética, permitiría alinear políticas y crear resiliencia.
El Plan México , presentado en 2025 como la estrategia económica de largo plazo del gobierno federal, apunta hacia esa dirección al vincular comercio, transición energética e industrialización bajo una sola visión regional.
Con metas como aumentar la inversión a 28 por ciento del PIB, generar 1.5 millones de empleos en manufactura, elevar el contenido nacional y expandir la infraestructura en sectores clave —incluidos semiconductores, energías limpias y movilidad—, el plan pretende vincular comercio, transición energética e industrialización bajo una sola visión regional.
La competitividad futura no se decidirá únicamente en plantas industriales, sino en laboratorios, aulas y centros de datos. Inteligencia artificial, biotecnología y ciberseguridad son ya factores estratégicos.
Una plataforma digital trilateral puede reducir procesos aduanales de tres o cuatro horas a solo cinco minutos, manteniendo una precisión de 99.5 por ciento. México debe acelerar una estrategia nacional de inteligencia artificial y semiconductores.
La creación del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología es un paso, pero requiere coordinación con Estados Unidos y Canadá. Hoy, la Ciudad de México es el segundo hub tecnológico más grande de la región y Guadalajara, el “Silicon Valley mexicano”. El reto es convertir ese potencial en liderazgo regional.
La fuerza laboral es otra de las ventajas comparativas más poderosas de la región. Mientras que Estados Unidos y Canadá enfrentan poblaciones envejecidas, México cuenta con una demografía joven.
En 2024, 17 por ciento de la fuerza laboral agrícola en Estados Unidos fue migrante con visas H-2A, y 90 por ciento de estos trabajadores provienen de México.
La movilidad laboral no es un problema que deba contenerse, sino una oportunidad que tiene que gestionarse. Expandir vías legales de migración y visas de talento es clave para mantener la competitividad. Los estados fronterizos de México —como Nuevo León y Chihuahua— muestran que la inversión extranjera y los mejores salarios pueden ir de la mano.
ÉL DICE"El mundo observa,
A Norteamérica"
El tráfico de fentanilo y de armas amenaza la cohesión social de la región. Cada año, entre 200 mil y 873 mil armas cruzan de Estados Unidos hacia México. A esto, se suman presiones migratorias que afectan a ambos lados de la frontera.
Frente a este panorama, la Agencia Binacional de Aduanas surge como propuesta clave: agilizar el comercio y garantizar la seguridad al mismo tiempo. No se trata de elegir entre prosperidad y control, sino de diseñar mecanismos que permitan ambas.
El mundo observa a Norteamérica. La rivalidad con China y los cambios en el comercio global evidencian que únicamente mediante una acción conjunta es posible preservar la competitividad de la región.
El T-MEC, cuya revisión será en 2026, significa una oportunidad de oro para profundizar la integración regional en lugar de fragmentarla. México y Canadá representan, respectivamente, el primer y el tercer socio comercial de Estados Unidos, y cualquier medida arancelaria unilateral amenaza dicha interdependencia, debilitando el bloque frente a potencias externas.
Más allá de la economía, son las personas quienes sostienen la integración. Estudiantes mexicanos en Estados Unidos aportaron 661 millones de dólares en 2023, y los estadunidenses en México, casi 905 millones. La movilidad académica es motor económico y diplomático.
El turismo, las diásporas y el deporte refuerzan identidades compartidas que ningún arancel puede bloquear. El fortalecimiento de programas educativos y culturales trilaterales es tan estratégico como firmar acuerdos comerciales.
Norteamérica puede ser el bloque más resiliente e innovador del planeta. La ventaja demográfica de México, el potencial energético de Canadá y la escala de mercado de Estados Unidos son los tres pilares de esa visión.
Pero solo funcionarán si se alinean en una estrategia común. La revisión del T-MEC será un punto de inflexión. Ahí debemos decidir si profundizamos la integración o permitimos que los aranceles, la desconfianza y la fragmentación nos resten competitividad.
Promotores 2025 visibiliza a quienes construyen cooperación más allá de fronteras y demuestra que el camino hacia un futuro más competitivo, seguro y próspero depende de quienes creen que la integración no.
KRC