El fallo de la Suprema Corte de Justicia que validó las redadas indiscriminadas en Los Ángeles, sometió a todos los trabajadores agrícolas de California a a la posibilidad de que sean violados de sus derechos pero también a todas las personas que parezcan inmigrantes o tengan acento, alertó Teresa Romero la lideresa del Sindicato de Trabajadores Campesinos (UFW, por su sigla en inglés), fundado por César Chávez
"Esto no solo afecta a los inmigrantes de forma aislada, nos afectará a todos. Seguiremos buscando una orden judicial preliminar en este caso y seguiremos luchando por los trabajadores agrícolas y todas las comunidades inmigrantes en Estados Unidos", aseguró la mexicana de ascendencia zapoteca, nacida en la Ciudad de México, criada en Guadalajara y la primera mujer migrante en dirigir un sindicato nacional.
La sede del UFW se encuentra en un terreno de 187 acres conocido como Nuestra Señora Reina de la Paz o, simplemente, La Paz. Este lugar fue la casa y lugar de entierro de César Chávez, su histórico líder. Es una comunidad pequeña y rural, con colinas onduladas y viviendas dispersas. Sus comunidades se han convertido en epicentro del debate migratorio.
“Desgraciadamente nuestras comunidades están siendo atacadas, están persiguiendo a nuestra gente por hacer el trabajo que mucha gente no quiere hacer, que es poner la comida en nuestras mesas y no es justo”, lamenta Teresa en entrevista con MILENIO.
“En su administración pasada, el presidente Trump dijo que los trabajadores campesinos eran esenciales. Durante la pandemia, pagaron con su vida, algunos de ellos. Y hoy los trata como si fueran desechables”
En el contexto de esa crisis sanitaria, el UFW y su lideresa se erigieron como defensores de los trabajadores agrícolas. Teresa Romero encabezó una campaña a nivel nacional para garantizar la seguridad de esta población designada como “esencial” por la Casa Blanca.
Farm workers are working in the vegetables in Mettler, CA. It was 102° at the time they shared this photo. #WeFeedYou #CALOR
— United Farm Workers (@UFWupdates) September 11, 2025
Campesinos trabajan en las verduras de Mettler, California. Hacía 102° cuando compartieron esta foto. #SoyEsencial #CALOR pic.twitter.com/93lTO7nm61
A través de la UFW, se distribuyó información en español e idiomas indígenas, junto con alimentos y equipos de protección personal, para salvaguardar la salud y el bienestar de los trabajadores.
Estado de pánico
Más de cinco años después del inicio de la pandemia y a meses del inicio del segundo mandato de Trump, la situación de los trabajadores agrícolas cambió “radicalmente”, recuerda Teresa.
“Los campesinos y campesinas están teniendo mucho temor de salir de sus casas, de abrir sus puertas. Lo que hacen es ir a trabajar y regresar a sus casas. Los niños no quieren ir a la escuela porque tienen temor de si, cuando regresen, encuentren a sus papás en casa”.
Farm workers drinking water at the back of a trailer full of tomatoes. Each trailer holds about 5 tons of tomatoes which is around 400 25 lb buckets. The crew of 30 fills 4 to 5 trailers a day. Each worker aims for 150 buckets/day. #WeFeedYou pic.twitter.com/sPmOg1dc6k
— United Farm Workers (@UFWupdates) September 11, 2025
Conocedora de su comunidad, Teresa relata que las madres y padres campesinos dejaron de realizar actividades diarias con sus hijos, "como ir a misa, a una función escolar o llevarlos al parque”.
“Han cambiado muchísimo y está afectando a la comunidad agrícola de una forma muy negativa”, reconoce.
La fuerza laboral del migrante
California es la despensa de Estados Unidos, concentra cerca de 12 por ciento de todos los trabajadores agrícolas del país Se estima que alrededor de 900 mil personas tienen como trabajo único un puesto en el sector agrícola a lo largo del año; muchos tienen empleo estacional o migran entre puestos de trabajo.
Más de 90 por ciento de los jornaleros son de origen latino, principalmente mexicanos y centroamericanos, lo que refleja la dependencia del campo californiano a las comunidades migrantes.
Un nuevo estudio del Centro Pew documentó que alrededor de 1.2 millones de trabajadores migrantes han abandonado la fuerza laboral en lo que parece una consecuencia de un conjunto de factores, como la política del gobierno de Trump de deportaciones, las salidas voluntarias y auto deportaciones o personas que simplemente dejaron de trabajar por el momento.
"Lola" works in a vineyard in CAs wine country under UFW contract. She drives the tractor and sprays pesticides. "Thanks to my union contract during spray season we are provided proper gear so the chemicals won’t harm me." #WeFeedYou pic.twitter.com/Dg6z4xromp
— United Farm Workers (@UFWupdates) September 12, 2025
Recientemente la titular del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés), Kristi Noem, notificó al presidente Trump que sus políticas habían logrado que 1.6 millones de persianas regresaran “voluntariamente” a sus países de origen.
Aunque las cifras internas del DHS no son tan generosas, es una realidad el impacto en el mercado laboral.
Pero Teresa indica que los campesinos no tienen muchas alternativas cuando se trata de permanecer en Estados Unidos.
“Los campesinos no ganan mucho dinero, sobre todo los que no tienen un contrato con el sindicato. Entonces, si hay alguna redada, dejarán de ir a trabajar uno, dos días máximo, pero tienen que volver a trabajar porque tienen una familia que mantener y muchas veces el trabajo es por temporada”.
Líder migrante
Hija de un padre que era empleado para un fabricante de máquinas de tortillas, y su madre, ama de casa, Teresa llegó al Valle de San Fernando en California a los 20 años. Gracias a la llamada “amnistía” migratoria del entonces presidente, el republicano Ronald Reagan, logró obtener la residencia legal permanente y más tarde la ciudadanía estadunidense.

Fundó su propio negocio de consultoría en manejo de construcción y más tarde administró un bufete que defendía a trabajadores agrícolas e inmigrantes en reclamos de compensación y procesos legales. Su vocación parecía clara: abrir camino a quienes rara vez tenían voz.
La crisis financiera de 2008 la llevó por una ruta inesperada, aceptó lo que parecía un trabajo temporal como asistente del presidente de la United Farm Workers (UFW). En ese despacho, al lado de la organización fundada por César Chávez en 1962 y después dirigida por Arturo Rodríguez, Romero encontró una causa que acabaría por convertirse en su vida.
"Gustavo" has been working in CA Central Coast ag for 16 years. "Right now I'm tilling/breaking up the earth to prepare it for planting lettuce. Driving a big tractor like this takes a lot of responsibility and skill." #WeFeedYou pic.twitter.com/KEhXvzRxpv
— United Farm Workers (@UFWupdates) September 11, 2025
En 2018 se convirtió en la primera mujer migrante en dirigir un sindicato nacional. Bajo su liderazgo, la UFW conquistó protecciones históricas: desde normas que resguardan a los trabajadores del calor extremo hasta la primera ley estatal que garantiza pago de horas extras tras ocho horas en el campo.
La pandemia terminó de subrayar lo que Romero ya sabía: los trabajadores agrícolas sostienen la mesa de Estados Unidos sin acceso pleno a salud ni seguridad. Por eso ha hecho de la reforma migratoria integral y la atención médica accesible las banderas de su gestión.
“No podemos tratar esta comunidad como si fueran criminales. Son gente que ha hecho un trabajo muy importante en este país. Los trabajadores murieron durante la pandemia y es justo que se les trate con la dignidad del respeto que se merecen y que se les dé un paso a la legalización para que podamos tener esta industria de agricultura creciendo y fuerte”, sostiene.
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