Avándaro no fue solo un festival: fue un grito de libertad y el reflejo de una generación que buscaba romper el silencio tras lo ocurrido con Tlatelolco y El halconazo. A inicios de los años setenta, miles de jóvenes se reunieron en Valle de Bravo para celebrar la música, el amor y la paz, en este evento que después sería recordado como el Woodstock Mexicano, y ese es precisamente el espíritu rebelde y nostálgico que el cineasta José Manuel Cravioto revive en Autos, mota y rocanrol.
La historia se presenta como una comedia ligera, pero detrás de ese humor late una reflexión sobre las deudas históricas de México, el propio José Manuel Cravioto lo mencionó, “al final es duro ver cómo después de 54 años muchas cosas que esos jóvenes pelearon todavía no se han conseguido”. Y esto no es una exageración, tras el evento de Avándaro, el presidente en turno, Luis Echeverría, emprendió una campaña de censura contra el rock.
“Hace unos meses, otra vez un grupo del ejército irrumpió en una sede de rock en el centro de la Ciudad de México, sin explicación alguna. La marihuana sigue siendo ilegal, yo les diría: ‘ya legalícenla’, vamos tarde, mientras otros países ya la legalizaron, ahora tenemos problemas más graves que eso. Por otro lado, tenemos en nuestra película el título Autos, mota y rocanrol, algo que para el cine mexicano en su momento sería inusual”, agregó.
El festival que, en su origen, celebraba la paz fue tildado como un acto de degeneración por algunos medios, por ello, la mirada de Cravioto a este episodio adquiere cierto tono de denuncia, de hecho, “la historia es un tributo a los jóvenes, al rock, a la música, al cine mismo y a la gente que peleaba por documentar estos sucesos, es una película muy divertida que si ponen atención está hablando de muchas cosas de un México que aún vivimos”, dijo.
Cravioto confesó que llegó a la historia con respeto y distancia, pues creció escuchando mitos sobre el festival de Avándaro, sin tener claro quién lo había organizado, “eso fue algo que siempre me causó curiosidad”, dijo el cineasta, “eso fue lo que más me inquietó durante muchos años, hasta que Javier Nuño, un productor, me presentó a Justino Compeán y él, como organizador del evento, me contó la historia del evento que se convirtió en leyenda”.
De hecho, “los organizadores lo habían ocultado durante unos 40 años, y cuando me cuenta de primera mano cómo lo organizan es cuando pensé que ahí estaba la película. Y para mí es la posibilidad de hablar de un México que marcó el fin de una época, el inicio de otra, y a nivel de rock, a nivel de cultura, una época muy compleja para México, que es el tipo de historia que me interesa contar. Un poco el lado B de ciertos aspectos en la cultura”, agregó.
Los actores Emiliano Zurita y Alejandro Speitzer, protagonistas de la cinta, también hablaron con MILENIO sobre este filme que contó, además, con la participación de bandas como Los Dug Dug's, Tequila, Peace and Love, El Ritual y Three Souls in My Mind, de la que formó parte el músico Álex Lora.

“Cravioto ya tenía muy claro cómo quería contar la historia y quién quería que la interpretara. Y hablar de Avándaro se me hizo algo increíble, porque es una gran parte de nuestra historia y de la historia del rock”, explicó Emiliano Zurita, quien también compartió que el director les dio libros como El rey criollo, de Parménides García Saldaña, uno de los representantes del movimiento de La literatura de la onda, para que comprendieran el contexto de los llamados “jipitecas” y el porqué de su dialecto, según la clase social a la que sus personajes pertenecían.
“Estas frases en desuso se volvieron un gag recurrente en la película —continuó Zurita— y es una gran manera de enseñar que en Avándaro había esferas sociales, de un mismo México, que casi nunca se tocaban y que pudieron estar todos juntos, celebrando, aunque no se entendieran en ciertas partes. Al final de cuentas, fue algo muy bello, y eso pasa cuando todos los involucrados en un proyecto como en este se dedican a crear sus personajes y dejarlos vivir ya una vez en set”, opinó.
La película está filmada en 16mm y Super-8, lo que permitió combinarla con material de archivo del mítico evento hippie, proporcionado por la Filmoteca de la UNAM. Esto facilitó a la producción de bajo presupuesto la recreación del legendario evento que contó con alrededor de 300 mil asistentes.
“Es muy importante recalcar que esta fue una película independiente, que se hizo en tres semanas. No teníamos el presupuesto para vestir a 100 personas, entonces tenías que planearlo bien para saber quiénes están en primer plano, ellos totalmente vestidos de la época, a los de segundo plano puedes no ponerle las botas y así sucesivamente, pues en una filmación independiente tienes que estar súper al tiro en toda la planeación, porque si no, no se logra”, relató Emiliano.

Una aventura frenética
El falso documental de Avándaro sigue a los jóvenes empresarios Eduardo López Negrete y Justino Compeán, acompañados por Luis de Llano, antes, durante y después del caótico concierto. Alejandro interpreta al difunto Eduardo y Emiliano a Justino, el ahora expresidente de la Federación Mexicana de Futbol, quien estuvo involucrado con la película y convivió con Emiliano durante la producción.
“Justino fue increíble porque estaba muy entregado al proyecto, era la primera vez que yo interpretaba un personaje real con quien me podía sentar a tomarme un café e ir copiando cómo habla, cómo se expresa, cómo se mueve y eso me ayudó mucho”, expresó el actor.
Speitzer y Zurita se conocieron en Durango, durante la filmación de la serie western La cabeza de Joaquín Murrieta, pero para Autos, mota y rocanrol tuvieron que construir una amistad diferente que se pudiera reflejar en la pantalla.
“Sabíamos que, en el fondo, esta es una película de dos amigos que quieren emprender y hacer algo distinto; entonces, fue vital la química y lo primero era juntarnos para crear esa dinámica, conocernos bien, volvernos buenos amigos y lograr que eso traspase la pantalla. Gracias a ese tipo de apertura, puedes ver a unos personajes con una relación real y humana, que te empujan a toda la aventura frenética y caótica”, explicó Emiliano.

Alejandro coincidió sobre la importancia de formar un vínculo y reveló, entre risas, que no sucedió de la manera que lo habían planeado.
“Nos fuimos a Acapulco con la idea de hacer equipo, empezar a conocernos más y saber cómo podíamos conectar el uno con el otro. Emiliano se quedó dormido todo el día en la playa, no hicimos nada más que comer, yo iba y regresaba del mar mientras él seguía dormido en la misma posición, entonces dije: ‘listo, ya lo conozco’”, compartió Alejandro.
Pese a tomarse algunas libertades creativas, es evidente la exhaustiva investigación que hubo para la realización de la película. Incluso, comparten muchos datos verídicos, principalmente de los protagonistas, quienes, aunque estuvieron involucrados en la controversia, lograron salir adelante.
“Puedes haber cometido cualquier error, pero no es el final de tu vida ni de tu carrera y, por más que intenten reprimirte, como les pasó a ellos, la verdad siempre saldrá la luz y encontrarás tu camino. También es increíble pensar cómo estos dos amigos, sin darse cuenta, lograron hacer algo tan importante, no sólo para la historia del rock nacional sino para la historia cultural de México”, reflexionó Alejandro.
Claves
Consecuencias
La percepción del gobierno sobre lo sucedido en Avándaro reforzó la censura y prohibición del rock así como eventos de música masivos en el país hasta la década de los 80.
Reconocimiento
El filme se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2025, donde Emiliano ganó el premio a Mejor interpretación.
CST