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  • Los mexicanos quieren ver campeón al Cruz Azul; Jardine y ‘Chicharito’, los villanos

  • Las redes sociales ya dictaron su veredicto: la Máquina levanta la copa y Larcamón es el héroe de la película. Jardine, ‘Chicharito’ y Henry Martín acaparan las rechiflas, revela reporte de MilenIA.
Jeremy Márquez, delantero de Cruz Azul, celebra el gol con el que su equipo empató en cuartos de final. | Cuartoscuro

El futbol es una religión sin textos sagrados pero hoy establece dogmas firmes: creer significa sufrir, sufrir significa hablar, y hablar en 2025 significa incendiar las redes sociales. A medio trámite de las semifinales, el país ya eligió a sus héroes y villanos. Y no, no coinciden con la tabla general ni con las casas de apuestas.

El análisis de MilenIA revela que, en las gradas digitales, –ese estadio infinito donde siempre hay boletos disponibles– los usuarios ya decidieron a quién crucificar: primero al entrenador André Jardine, luego dos delanteros: Chicharito y Henry Martín. Los tres llegan a diciembre con niveles de repudio que no se le desean ni a un político en campaña.

Jardine, con 95 por ciento de rechazo, encabeza la hoguera social. Al brasileño no le perdonan nada: ni el estilo, ni las derrotas, ni las explicaciones tácticas que suenan a excusas. Es el villano perfecto para un América que, aun eliminado, continúa generando tormentas emocionales. La afición lo convirtió en un símbolo de desgaste: un entrenador con presupuesto de jeque que ya no convence a los tribunos.

Un escalón abajo aparece otro veterano de múltiples batallas: Javier Chicharito Hernández. En otro país y otro contexto, su nombre sería sinónimo de respeto; en el México digital, es un detonante emocional. Ocho de cada 10 conversaciones lo rechazan. No por falta de méritos, sino por la cada vez más evidente percepción de que sus últimos meses los ha vivido más en la zona de marketing que en el área chica.

Su regreso a Chivas estuvo lejos de la épica prometida y terminó por activar una combinación extraña de burla, exigencia desmedida y tristeza anticipada. Al final de su carrera se volvió trending topic disfrazado de velorio futbolero.

Javier 'Chicharito' Hernández falló un penal en el partido de Chivas ante Cruz Azul de la vuelta de los cuartos de final de la Liga MX.
'Chicharito' Hernández falla un penal en el Cruz Azul vs Chivas en los cuartos de final ( Imago7)

Muy cerca de esos mares de tormenta navega Henry Martín. El delantero del América carga con un 70 por ciento de rechazo que parece desproporcionado para un jugador que, en otros equipos, sería tratado con menos severidad. Pero ser americanista es vivir en un eterno escrutinio: ni los goles de ayer, ni el liderazgo ni la entrega logran cubrir los episodios en los que la afición le reclama que no esté a la altura del escudo. En la aldea digital, las lesiones son un pretexto para no marcar goles. Y queremos goles.

Aquí nadie odia en silencio. Mucho menos en temporada de Liguilla, cuando cada pase filtrado es una tesis, cada balón perdido detona una teoría conspirativa y cada entrenador puede servir de pera loca.

El delantero mexicano, Henry Martín presenta un esguince y es baja para duelo ante Rayados.
Henry Martín presenta un esguince y es baja para duelo ante Rayados (Imago7)

El odio mexicano es así: irracional, expresivo y masivo. A todos les toca. En un escenario donde el futbol juega a la democracia, y los usuarios de redes sociales son sus votantes, el Cruz Azul alza la copa, Larcamón es el héroe de la película, Toluca un digno subcampeón, Tigres sale en hombros y Monterrey no emociona. Esa es la historia que queremos ver como tribu sociodigital.

Los resultados en la cancha nos entregarán esta o cualquier otra película. En esta ocasión, las herramientas de inteligencia artificial reportan qué equipos queremos ver en la cima y a quiénes nos cocinamos en la hoguera digital. Hoy no traemos predicciones, medimos la temperatura social.

El romance nacional: Cruz Azul renace, Tigres seduce

En medio del ruido, siempre aparece un refugio emocional. Y en la conversación digital, ese refugio tiene un color definido: el azul celeste. Cruz Azul es hoy el equipo más querido del país. A la Máquina la acompañan 85 por ciento de simpatías y una narrativa tierna y potente: la del héroe que, después de tantas tragedias, por fin se perdona a sí mismo.

El reporte de MilenIA, la Central de Datos e Inteligencia Artificial de Multimedios, muestra que la mayoría de la gente quiere ver campeón al Cruz Azul, abrazar a Larcamón –su técnico, también con 85 por ciento de apoyo– y desea vivir la temporada sin ironías. Esta vez casi nadie se burla: las mayorías celebran la redención.

En el ecosistema emocional del futbol mexicano, Cruz Azul representa algo más profundo: la ilusión de que el que sufre puede levantarse. La épica del superviviente. Quizás por eso las redes les abren el camino con tanta generosidad y construyen una narrativa que parece inevitable: la Máquina gana la final.

Pero el amor digital no se queda ahí. El otro equipo con amplio apoyo emocional es Tigres, con un aplauso sostenido del 75 por ciento. Su éxito constante no genera rechazo, sino simpatía. Es el club que muchos adoptan como “segundo equipo”, ese que ven con gusto cuando el suyo queda eliminado.

Tigres carga una energía peculiar: la de un plantel experimentado que tiene garra y ambición, pero es percibido como un generación que está de salida. El ocaso del francés André-Pierre Gignac provoca nostalgia, cariños, empatía moral. Los queremos, los queremos ver luchar, pero los queremos ver perder para alimentar su épica: son el perfecto campeón sin corona. A pesar del empate 1-1 que opera en contra del capitalino y envalentona al regiomontano, Cruz Azul los elimina en la cancha digital. Veremos un duelo memorable.

A su lado, el muchacho Gilberto Mora se ha ganado un lugar particular. No es un ídolo masivo pero sí un personaje respetado, querido, cálido: un tipo de 17 años que juega en el Tijuana. Sin recurrir al marketing, se convirtió en favorito de una parte importante de la afición. Su 70 por ciento de apoyo es prueba de que en este país todavía se valora la esperanza. Y más cuando se aproxima el Mundial. Nos urge ver una estrella en el firmamento.

Gilberto Mora viene de disputar el Mundial Sub 20, y aunque aún califica para asistir al Sub 17, se ha decidido no convocarlo
Carlos Cariño explica la ausencia de Gilberto Mora en el Mundial sub 17 (Imago7)

En esta ola afectiva irrumpen los Diablos Rojos de Toluca, el campeón a vencer. Con 65 por ciento de respaldo, llegan como el primito silencioso que de pronto baila mejor que todos en la fiesta. Su temporada construyó un cariño discreto pero firme; nadie les exige tanto, nadie los odia sin medida, pero muchos estarían felices si levanta la copa. Sería justo, pero no épico. Tras una derrota inicial (1-0), pasan por encima del Monterrey en las semifinales, pero sucumben en la Bombonera ante la Máquina. Aplaudiremos al digno subcampeón.

El país del chisme: América reina incluso derrotado

En México hablamos de futbol incluso cuando el futbol nos niega. Por eso no sorprende que equipos que ya están eliminados, América y Chivas, concentren el volumen de conversación más alto del país. No importa si juegan, si ganan o si caen: ambos son los epicentros del chisme nacional.

América acumula 4.9 millones de conversaciones en el último mes, la cifra más alta entre todos los clubes. Su magnetismo no distingue resultados: si gana, se discute; si pierde, se viraliza. Es el equipo más amado y más odiado, pero sobre todo, el más observado. El país no puede quitarle los ojos de encima.

Chivas le sigue con 4.4 millones de interacciones digitales. Su peso cultural es innegable. Las discusiones sobre su historia, sus problemas económicos, su ADN mexicano y sus tropiezos constantes hacen que cualquier conversación futbolera acabe mencionándolos. El regreso del Chicharito, fallido en expectativas, también alimentó ese torrente.

Detrás aparecen los titanes del norte y el superviviente capitalino: Tigres (4.1 millones), Monterrey (3.6 millones) y Cruz Azul (3.3 millones). El país entero habla de ellos, pero con otro tono: menos polarizante, más interesado en su desempeño real. Tigres genera respeto, Rayados aparece como el equipo “correcto” y Cruz Azul vive una especie de primavera emocional.

Aunque no pasaron a la Liguilla, medimos a los Pumas sólo porque lo merece su historia. Y su afición. Con 2.9 millones, conservan un espacio en la conversación que no siempre coincide con su rendimiento, pero sí con los logros de su trayectoria. Toluca, con 2.7 millones, se cuela discretamente entre los grandes generadores de debate digital.

En el fondo de la tabla aparecen Tijuana y Juárez, equipos que en términos de conversación juegan un torneo aparte: pocas polémicas, poco ruido, poco glamour. Para los equipos “jóvenes”, eso no es malo: ya se están juntando con los grandes.

El chisme futbolero tiene jerarquías claras: algunos equipos generan pasión, otros simpatía y unos cuantos sólo notas de color. Pero la conversación siempre fluye. Siempre.

El estadio del futuro: TikTok dicta el ánimo nacional

El último mes dejó más de 40 millones de expresiones en redes: memes, “Me gusta”, videos de reacción, audios remixados, streams, debates, enojos, carcajadas y comentarios fugaces que sólo viven unas horas. El futbol mexicano se volvió, más que nunca, un fenómeno de pantallas verticales.

TikTok es el gran árbitro emocional del país: 14.9 millones de interacciones lo convierten en el foro más influyente de la Liguilla. Ahí se construyen narrativas completas: un video mal editado puede hundir a un jugador; un clip viral convierte a un desconocido en héroe momentáneo. Es el espacio donde la emoción manda por encima del análisis.

YouTube sostiene una conversación más reposada, pero igual de masiva: 10 millones de interacciones. El lugar natural para las reacciones en caliente, los análisis tácticos de media hora y los testimonios de aficionados que graban desde la tribuna como si fueran corresponsales de guerra. Todo esto forma parte del ecosistema emocional del futbol mexicano.

En X, antes Twitter, viven los incendios. Ahí se concentraron 7.7 millones de mensajes, la trinchera natural de los debates agresivos, las burlas, las teorías del complot y los trending topic que duran lo mismo que un tiro de esquina. Facebook, con cinco millones, sigue siendo el refugio del aficionado tradicional: discusiones largas, opiniones más estructuradas, memes familiares. Instagram, con tres millones, aporta el toque aspiracional: outfits de jugadores, imágenes de vestidor, reels de árbitras prometedoras.

Este ecosistema confirma algo: la Liguilla ya no se juega únicamente en la cancha ni en los medios tradicionales. Se juega en los algoritmos, en la velocidad del scroll, en la creatividad del meme y en la capacidad de un público que no sólo observa: también expulsa jugadores.

A medio trámite de las semifinales, la conversación digital ya decidió su final soñada: Cruz Azul contra Toluca. El país quiere épica y quiere sorpresa. Entre datos, emociones y memes, queremos que el eterno caído se levante y alce la copa. Pero si no es así, las redes sociales escribirán la próxima semana otro guion de película: una que pasa por documental.

Con información de Omar Cordero y Rivelino Rueda.


EHR

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Salvador Frausto
  • Salvador Frausto
  • Es director de Investigaciones y Asuntos Especiales de Grupo Milenio, editor general de la revista digital ‘Dominga’ y coordinador de ‘MilenIA’, la Central de Datos e Inteligencia Artificial de Multimedios. Autor, entre otros libros, de ‘Los doce mexicanos más pobres’ (Planeta) y ‘El vocero de Dios’ (Grijalbo).
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