El 10 de enero de 2025, el cineasta mexicano Rafael Rangel (Morelia, 1962) contó que concibió el proyecto de filmar Gaza, la franja del exterminio (2024) después del atentado terrorista del grupo Hamas en un festival musical de colonos israelíes cerca de la franja de Gaza, el 7 de octubre de 2023.
“No sé cuántas veces he visto mi documental. Y cada vez que lo veo, no puedo hablar, me salí un poco para tomar oxígeno”, dijo el realizador en la presentación del filme ese día en la Cineteca Nacional, mientras en el pasillo de Mayorazgo grupos propalestinos protestaban contra el gobierno de Benjamin Netanyahu y exigían a la presidenta Claudia Sheinbaum romper relaciones diplomáticas con Israel.
Decidió que el foco del documental tenía que ser la infancia de Gaza por su “heroica capacidad de resiliencia”. De octubre de 2023 a octubre de 2025, la ONU, Save the Children y otras organizaciones humanitarias señalan que el número de niños y niñas asesinados por ataques de Israel en Gaza ronda casi 20 mil. La OMS apenas reportó que la represalia del gobierno de Netanyahu, por quien la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto por crímenes de guerra desde noviembre de 2024, ha provocado lesiones graves a 42 mil personas, incluidas 5 mil amputaciones, la mayoría a niños y niñas.
Hace dos años, Hamas lanzó una serie de ataques contra instalaciones militares israelíes y el festival de música Nova, con los que asesinó a mil 195 personas, la gran mayoría civiles, y secuestró a otras 251, según el gobierno israelí, que perpetró una represalia militar contra toda la población civil de Gaza, que extendió a Cisjordania, a Líbano, Irán, Siria, Yemen y Catar, en un genocidio hoy con 66 mil víctimas, aunque la relatora de la ONU, Francesca Albanese, advirtió en Ginebra que la cifra real sería 680 mil.
El genocidio perpetrado por Israel contra los palestinos fue reconocido como tal el pasado 16 de septiembre por la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Territorio Palestino Ocupado, incluida Jerusalén Oriental, e Israel, establecida por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el 27 de mayo de 2021.
“Es evidente que existe la intención de destruir a los palestinos de Gaza mediante actos que cumplen los criterios establecidos en la Convención sobre el Genocidio”, declaró entonces la presidenta de la Comisión, Navi Pillay, ex alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, quien recordó además: “Es importante señalar que los acontecimientos en Gaza desde el 7 de octubre de 2023 no se han producido de forma aislada. Fueron precedidos por décadas de ocupación ilegal y represión bajo una ideología que exigía la expulsión de la población palestina de sus tierras y su reemplazo”.
Gaza, la franja del exterminio no es la única película sobre el genocidio que perpetra Israel en Palestina después del 7 de octubre. La Cineteca Nacional exhibió también a la ganadora del Oscar 2025 a Mejor documental, la producción palestino-noruega No Other Land (2024), que documentó cinco años de resistencia de pobladores del Masafer Yatta de Cisjordania, asediados por israelíes desde hace décadas.
En la realización de No Other Land participó un equipo cinematográfico de judíos y palestinos, pacifistas, entre ellos los directores Yuval Abraham, Basel Adra, Hamdam Ballal y Rachel Szor. Días después de recoger la estatuilla en el Dolby Theatre de Hollywood, Hamdam Ballal fue secuestrado en marzo por colonos y soldados israelíes en Masafer Yatta, golpeado y torturado. Y después lo soltaron.
Y el 13 de septiembre pasado, soldados israelíes allanaron y ocuparon la casa de la familia de Basel Adra en esa población. Y antes, el 28 de julio, un colono israelí, Yinon Levi, sancionado por la Unión Europea y Estados Unidos por ataques a palestinos, asesinó a otro colaborador del filme, Odeh Hadalin.
La Cineteca Nacional también proyectó en su foro internacional A Fidai Film (2024), de Kamal Aljafari, un documental sobre la destrucción de la memoria fílmica palestina perpetrada por Israel cuando en el verano de 1982 invadió Beirut y asaltó y saqueó todo el archivo del Centro de Investigación Palestina.
Aunque en YouTube circulan numerosos documentales sobre la invasión y ocupación israelí de Palestina desde 1948, cuando la Organización de las Naciones Unidas reconoció por votación de sus miembros la creación del Estado de Israel, festivales internacionales de cine han acogido películas realizadas después del 7 de octubre de 2023, como No Other Land, también ganadora en la Berlinale.
A principios de septiembre pasado, el Festival de Venecia, la Mostra, concedió 23 minutos de aplausos a una película producida por Brad Pitt, Joaquin Phoenix y Rooney Mara, The Voice of Hind Rajab (2025), del tunecino Kaouther Ben Hania, que narra la historia de una niña palestina de seis años que huía con su familia de los bombardeos israelíes a civiles, pero su auto fue alcanzado por uno de los 335 disparos de un tanque israelí contra ellos; todos sus ocupantes murieron en el ataque, excepto Hind, que estuvo llamando a los servicios de emergencia para pedir ayuda, y después fue encontrada, asesinada.
Sin duda uno de los documentales más crudos sobre el genocidio palestino después de aquel 7 de octubre del atentado de Hamas, al que inexplicablemente el gobierno de Netanyahu no se anticipó a pesar de contar con los servicios de inteligencia más infames y eficientes del mundo, el Mossad, es Gaza: Doctors Under Attack, de Karim Sha, censurado por BBC, cuya acción recibió fuertes críticas.
El mismo Netanyahu, como había venido documentado desde hace tiempo el diario judío Haaretz, aceptó el 21 de mayo pasado que su gobierno permitió el financiamiento a Hamas en Gaza desde Catar, con el objetivo de mantener la división entre ese grupo y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania, por recomendaciones de sus servicios de inteligencia, el Shin Bet y el mismo Mossad.
Según Tel Aviv, 48 israelíes siguen considerados rehenes de Hamas, aunque se cree que solo 20 viven.
Gaza: Doctors Under Attack documenta con imágenes, cifras y testimonios, los ataques deliberados israelíes a hospitales, personal médico, sanitario y humanitario en Gaza además de torturas y secuestros de cirujanos, como Marwan Al-Hams o Hussam Abu Safiya, cuyo hospital fue destruido totalmente.
Antes del estreno Gaza: Doctors Under Attack, la ONU había registrado, a diciembre de 2024, 136 ataques israelíes contra 27 hospitales y otras 12 instalaciones médicas. Para septiembre de 2025, la Organización Mundial de la Salud reportó mil muertos y mil 800 heridos, entre médicos y sanitarios.
A dos años del ataque de Hamas, se suma a la venganza del gobierno de Netanyahu el bloqueo total que impide la llegada de ayuda humanitaria a Gaza y que pone en riesgo de asesinato por hambre a más de medio millón de personas, según cifras de las Naciones Unidas. Michael Fakhri, relator especial sobre el Derecho a la Alimentación, acusó a Israel de utilizar el hambre “como arma contra los palestinos”.
Un reciente informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), un grupo de expertos respaldado por la ONU que evalúa la inseguridad alimentaria y la malnutrición a nivel mundial, proyectó que la hambruna afectaría a fines de septiembre a 641 mil palestinos. Y estimó que hasta junio de 2026, al menos 132 mil menores de 5 años sufrirían desnutrición aguda, 41 mil, grave.
El último capítulo de ese bloqueo que Israel endureció en mayo pasado fue la intercepción y secuestro de unos 500 activistas de 45 países que se embarcaron en la hazaña de llevar alimentos a Gaza. El pasado primero de octubre, en un segundo intento por llegar a Gaza encabezado por la sueca Greta Thunberg, 39 embarcaciones de la Flotilla Global Sumud fueron allanadas en aguas internacionales por militares israelíes, quienes tomaron como rehenes a sus tripulantes, acusados por Netanyahu de apoyar a Hamas.
Muchos de los integrantes de la flotilla humanitaria son periodistas europeos y latinoamericanos. Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha asesinado a 254 periodistas hasta octubre de 2025, la mayor cifra en la historia. Además de que no permite la entrada de reporteros a territorios invadidos.
Entre los activistas secuestrados se encontraban seis mexicanos: Arlin Gabriela Medrano Guzmán, Sol González Eguía, Carlos Pérez Osorio, cineasta ganador del Ariel a Mejor largometraje documental en 2021 por Las tres muertes de Marisela Escobedo; Ernesto Ledesma Arronte, periodista, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaytán y Diego Vázquez Galindo. Solo una mexicana no fue secuestrada por Israel, porque no detectaron su barco: Miriam Moreno.
No son los primeros mexicanos secuestrados por el gobierno israelí después del 7 de octubre de 2023.
El mismo documentalista Rafael Rangel sufrió ese agravio en su tercer intento por entrar a Gaza. Al presentar Gaza, la franja del exterminio aquel 10 de enero de 2025 en la Cineteca Nacional, ante Nadya Rasheed, la entonces representante y hoy embajadora de Palestina en México después de que el gobierno de Claudia Sheinbaum reconociera a Palestina como Estado el 19 de marzo pasado, Rangel, con la voz quebrada por momentos y con amagos de soltar lágrimas, ofreció su testimonio personal.
“No puedo ni respirar”, repetía el también director de Preludios: las otras partituras de Dios (2023), El grito de los coyotes (2016) y Luna Mortis (2019), todas ellas con acceso libre en YouTube, quien se inició en el cine como asistente de producción de la película de culto Dunas, de David Lynch, en 1984.
Explicó al público que asistió a la función en la Cineteca Nacional que empezó a investigar por qué había pasado el atentado del 7 de octubre de 2023 perpetrado por Hamas, al que entonces veía solo como a un grupo terrorista que atacaba a Israel. Y, para profundizar, estudió libros del historiador Ilian Pappé y del politólogo estadunidense Norman Finkelstein, ambos judíos, antisionistas, y concibió así la película.
“Al momento que entendí qué estaba haciendo yo, ya tuve la soltura como autor, como cineasta, de dar una perspectiva. Y decidí, después de estudiar la historia, que el eje narrativo de la película tenían que ser los niños, precisamente por su heroica capacidad de resiliencia que tienen —ya se me está quebrando la voz—. Me preocupé mucho por escuchar a los niños, también a los adultos, pero el eje narrativo son los niños. A mí me impresionó cada escena, abrumadoras, en que son heroicos, son más fuertes que los adultos. Hay escenas devastadoras. Hay una con la que sueño siempre: un niño totalmente vendado —por sus heridas— diciéndole a su padre: Sé fuerte. Que un niño diga esto al padre...”, relató Rangel.
El mexicano, director y productor del filme de 102 minutos, contó en la Gaza devastada con la fotografía de Mahmoud M. Zaqout, al que halló por Instagram y quien trabaja para la televisión china.
En Inglaterra, España, Italia y Bélgica le cerraron las puertas a su documental, aunque este año empezó a recibir invitaciones para exhibirlo en el extranjero. Igual le pasó con Un día en Ayotzinapa 43.
“Ya recibí invitaciones de Londres, España y Argentina. Poco a poco se van a ir abriendo las puertas, poco a poco la gente se va a ir convenciendo de quiénes son los terroristas, y en esa medida se van a ir abriendo las puertas. Ya tuve una experiencia similar hace 10 años con el de Ayotzinapa, al inicio se me cerraron todas las puertas y ahora cada año lo transmiten en TV UNAM, en Canal 22. Espero que ese mismo proceso suceda con Gaza, la franja del exterminio, ya que se pase el trago amargo.
“Es impresionante que estamos aquí nosotros y a 20 horas de vuelo está sucediendo esto en Gaza. Nunca imaginé estar presentando este documental mientras todavía sucede este exterminio, nunca lo imaginé. Pero tiene que terminar tarde o temprano, no sé cómo, lo desconozco, y cuando ya pase esa tragedia, se van a abrir las puertas y se verá lo que realmente sucedió, que los medios occidentales nunca le dieron voz al pueblo palestinos, ellos son corresponsables, no solo no le dieron voz, distorsionan la realidad, es otra narrativa que le dan, la occidental, todos vimos cómo recibieron a Netanyahu en el Congreso de Estados Unidos, con aplausos, eso no puede suceder. Entonces es tiempo lo que necesitamos para que esto comience a difundirse un poco más”, confió entonces en la Cineteca.
Adelantó que habrá una segunda parte de Gaza, la franja del exterminio, también fotografiada por Mahmoud M. Zaqout, con quien ya entabló una entrañable amistad. El fotógrafo tenía reticencias para grabar la primera parte, porque nunca había hecho películas, era solo fotógrafo de guerra. Rangel lo convenció, “tú obedece la tiranía del director”, le dijo, siempre hablando a través de traductor en línea.
“Quedamos de vernos cuando apenas pueda ingresarse a los escombros de Palestina. La narrativa de la segunda parte será cómo viven los palestinos en los escombros de sus casas, cómo sobreviven”, apuntó.
Y explicó que su influencia principal para pasar del cine de ficción al documental fueron las enseñanzas del gran cineasta brasileño Eduardo Coutinho, que llamaba a su estilo: antropología salvaje.
“Como yo entendí la narrativa de esa antropología salvaje es poner al espectador en primera fila de los hechos, sin explicaciones, sin datos duros, sin información; los espectadores ya deben tener un contexto, que creo que todos lo tenemos, no necesitamos explicar nada. Incluso dejé partes sin subtítulos, no es que haya sido un descuido; hice dos cosas para profundizar en la narración: una de ellas fue dejar partes sin subtítulos y otra fue dejar absolutamente en silencio las escenas. Esos son los riesgos de autor, porque según yo eso conecta más con el corazón que con el intelecto. También es una sacudida al espectador de su zona de confort, decirle pon atención de nuevo, como al inicio de la película, renovar la atención del espectador”, expuso el documentalista sobre su trabajo.
Y justamente esa segunda parte de su documental se inscribirá en esa “antropología salvaje”: la vida cotidiana de quienes viven en los escombros de Gaza, cómo sobreviven, como preparan su comida...
“Sí sé lo que voy a encontrar, pero no sé lo que voy a hacer. Yo trabajo sin guion, para mí es muy pretencioso como cineasta escribir un guion para hacer una película; la vida es una escritora mucho más radical, lo que yo encuentro en la vida jamás se me ocurrirá en la mente. Y lo que encuentre eso funciona; luego, sí hay que darle forma, una narrativa, muy sencilla, sin estos juegos autorales que no son más que ego del director; una narrativa muy sencilla, lineal: principio, desarrollo, punto medio, fin. Punto. No hay nada más que decir, decirlo claramente sin complejidades ni complicaciones”, añadió.
Pero la historia de cómo Rafael Rangel y Mahmoud M. Zaqout realizaron Gaza, la franja del exterminio no fue sencilla ni lineal. Costó al cineasta mexicano una experiencia que no logra olvidar.
“Yo intenté tres veces entrar a Palestina, obviamente nunca lo logré. La tercera vez me convencí de que no podía intentarla una cuarta porque hubo una experiencia ahí de la que pensé que no iba a salir vivo y que no quiero recordar. Le vi la cara al demonio de frente: estuve desnudo, encerrado, (los israelíes) me recogieron mi celular, vieron el paypal, el pago que le había hecho a Mahmoud por sus honorarios. Obviamente ellos lo que me decían era: 'Tú apoyas a Hamas'”, refiere el cineasta.
Y subrayó cómo gracias a las redes sociales la libró, igual que antes pudo conectarse con Mahmoud.
“Gracias a que (los soldados israelíes) entraron a mi Facebook, a mi Instagram, vieron que efectivamente yo decía la verdad: simplemente era un cineasta queriendo hacer un documental”, dijo.
Pero, a pesar de su secuestro y tortura, el mexicano burló la seguridad israelí y documentó el genocidio.
“Mahmoud y yo estábamos divididos por esta barda, la barda de la ignominia entre Palestina y El Cairo, Egipto. A unos metros estaba Mahmoud de un lado, y yo del otro. Así fue como dirigí la película: él me enviaba el material, yo lo corregía o le daba instrucciones. Así fue como se hizo Gaza, la franja del exterminio. Mientras usábamos este sistema, decíamos que nos burlábamos del quinto ejército más poderoso del planeta con un par de celulares. 'Su tecnología, contigo y conmigo no vale, estamos haciendo lo que queremos con un par de celulares'. Así fue como hicimos el documental, burlando al quinto ejército más poderoso del planeta”, terminó su relato el cineasta entre ovaciones.
AQ