Es común que en estas fechas de fin de año, se incremente la venta de artículos navideños como árboles, esferas, luces, juguetes y todo tipo de obsequios para la familia y amigos, ya sea en puestos ambulantes, mercados, tianguis, establecimientos y en grandes tiendas comerciales.
También es frecuente que abunden mercancías de procedencia China o asiática, muchos de estos productos legalmente introducidos al país, pero la mayoría como contrabando, es decir, que ingresaron sin pagar los impuestos correspondientes y sin que las autoridades verificaran incluso su peligrosidad.
Además proliferan artículos "pirata" como películas, juegos de video, software, etc., cuyas actividades están consideradas como ilícitas por la Ley, concretamente en el Código Penal Federal, artículos 424 y 424 BIS, donde se establecen sanciones de hasta 13 años de prisión a quien reproduzca, almacene y comercialice artículos protegidos por la Ley de Derechos de Autor, sin embargo la situación económica y los precios tan elevados impiden a la mayoría de las familias comprar artículos en supermercados o tiendas de prestigio.
Resulta entonces conveniente para un sector importante de la población en esta temporada, destinar una parte del aguinaldo para la compra de artículos piratas, muchas veces defectuosos y sin ningún tipo de garantía, pero con la ventaja de ser de fácil adquisición por el costo económico.
Al respecto, es importante señalar que existen dos grandes justificaciones en la conciencia de quienes adquieren productos ilegales:
La primera es que el gobierno es el primer motor generador de piratería, pues la impunidad y corrupción permite a unos vender piratería todo el año, sin la mínima exigencia, mientras que a otros les aplica todo el rigor de ley por negarse a aportar ciertas cuotas, luego entonces si los salarios son bajos y apenas alcanza para medio cenar en noche buena, todos sabemos que es culpa de los gobernantes, quienes se otorgan sueldos y aguinaldos exagerados.
La segunda, no importa que el producto sea pirata, chino, de mala calidad, inclusive hasta tóxico por las pinturas baratas con las que está fabricado, lo que verdaderamente nos hace felices es ver el rostro de los niños, cuando ven el obsequio que les han dado o dejado debajo del árbol de navidad, porque es la mejor etapa de nuestras vidas, cuando somos niños solo soñamos en jugar, en ser felices, en abrir con ilusión nuestros regalos, por sencillos que sean siempre nos queda esa parte en nuestra memoria, la mejor etapa de nuestra vida.
Rafael Casco Monjaras