La gentrificación es un proceso estrechamente ligado a la dinámica urbana de las ciudades a nivel global en la actualidad, y su conceptualización se debe a la socióloga inglesa Ruth Glass, quien describió el desplazamiento de trabajadores de clases bajas por el influjo de personas de clase media en vecindarios de Londres en la década de 1960.
La investigación sobre las causas de la gentrificación en Latinoamérica y México identifica características importantes, como son el papel activo que han tenido los gobiernos en el desarrollo de mercados inmobiliarios y en la existencia de procesos distintos de cambio urbano. El caso de Monterrey es interesante a partir de estas condiciones, a través de lo que se puede identificar como un proceso lento de gentrificación en la zona Centro en las últimas décadas como resultado de proyectos de regeneración urbana del Centro metropolitano y de una transformación vertical inmobiliaria posterior. Los signos iniciales de estos cambios se dieron con la construcción de la Macroplaza, en la década de 1980, y el Paseo Santa Lucía, en 2007. Si bien el primero fue controversial por implicar el desplazamiento de más de 300 familias e incluso la demolición de algunas construcciones del Barrio Antiguo.
Aunque más tardía, la inversión vertical inmobiliaria ha mostrado un crecimiento muy dinámico a partir de la primera década de este siglo, y en la última década dio cuenta de ocho mil departamentos con rentas que se han triplicado en ese mismo lapso. Una característica de todo este desarrollo ha sido su énfasis en la construcción de vivienda con poca consideración del entorno urbano en términos de inversión de infraestructura urbana, disponibilidad de equipamiento y servicios públicos, densificación y niveles de tráfico en la zona e inseguridad. Un programa que se promociona como apoyo a estos proyectos es el de Desarrollo Orientado al Transporte (DOT), que ha sido criticado por no haber cumplido sus objetivos de movilidad sustentable no dependiente del automóvil.
Un elemento esencial del estudio de los procesos de gentrificación se refiere a la población desplazada por los programas de renovación. En nuestro caso no existen cifras exactas de residentes desplazados y la expulsión se identifica básicamente a partir del incremento en las rentas y en el valor comercial y catastral de las propiedades. Sin embargo, existen estudios que se centran en las características de la población residente en la zona Centro, los que definen un perfil de habitante informado y activo en contra de estos procesos y sus impactos.
Esta breve reseña se limitó a describir algunas manifestaciones generales de la experiencia de gentrificación que está viviendo la zona Centro de Monterrey. Investigaciones más profundas ampliarán sin duda el conocimiento sobre cuestionamientos que quedan abiertos, como son los impactos reales del boom inmobiliario en el entorno urbano, en los nuevos residentes que se espera habiten dichos complejos, dadas sus características y en general los habitantes y actividad económica en la zona. En el análisis de estos procesos, sin embargo, no podrá dejarse de lado un elemento que distingue a la zona central de Monterrey de otros casos de estudio, y que es su evolución histórica como ciudad colonial y hogar de familias que han vivido ahí por generaciones, manteniendo una fuerte identidad de barrio.
José Luis Castro Ruiz
Profesor-investigador miembro del SNII/ jlcastro550@gmail.com
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