Política

Cosechando lluvia

En un espacio como éste (30/09/2019) ya hemos hablado de la gestión de las aguas pluviales (retrofit) y la práctica de gestión de la escorrentía del agua de lluvia que incluyen la recarga por medio de jardines públicos, pavimentación permeable y techos verdes. Y nos hemos preguntado cómo nuestras ciudades en México podrían eventualmente desarrollar su urbanización siguiendo una propuesta como la de las Ciudades Sensibles al Agua que pudiera detonar un desarrollo renovado, continuo y sin calles llenas de agua de lluvia que nadie puede reutilizar. Esta propuesta vislumbra a las ciudades como cuencas de abastecimiento de agua.

Como herramienta, la recolección o cosecha de agua de lluvia es una técnica antigua que nuevamente ha venido ganando popularidad debido a la calidad inherente del agua de lluvia y al interés en reducir el consumo de agua tratada. El agua de lluvia se valora por su pureza y suavidad. Tiene un pH casi neutro y está libre de subproductos de desinfección, sales, minerales y otros contaminantes naturales y artificiales. Se sabe que las plantas prosperan bajo riego con agua de lluvia almacenada. Los electrodomésticos duran más cuando están libres de los efectos corrosivos o de sarro del agua dura de nuestros sistemas de abastecimiento. Los usuarios con sistemas de agua potable prefieren el sabor superior y las propiedades limpiadoras del agua de lluvia. La evidencia arqueológica atestigua la captura de agua de lluvia desde hace 4,000 años, y el concepto de recolección de agua de lluvia en China puede remontarse a 6,000 años atrás. También, las ruinas de cisternas construidas ya en 2,000 a.C. para almacenar la escorrentía de las laderas con fines agrícolas y domésticos todavía están en pie en Israel (Gould y Nissen-Petersen, 1999). En la actualidad, hay investigaciones sustanciales de todo el mundo que demuestran que tan pronto como los arroyos urbanos reciben la escorrentía de aguas pluviales de áreas impermeables que representan más de un pequeño porcentaje de la cuenca, el ecosistema del arroyo se degradará significativamente (Walsh et al., 2012, King et al. 2010, Vietz et al., 2010). También hay una creciente literatura que demuestra que las medidas de gestión de la calidad de las aguas pluviales, como los jardines en los tejados, los sistemas de bio-retención, los humedales construidos y los estanques pueden proporcionar retención de las aguas pluviales (en diversos grados) y, por lo tanto, pueden reducir los requisitos de infraestructura de drenaje.

Por otro lado, en cuencas que ya están degradadas, pero con áreas relativamente pequeñas de área impermeable conectada (es decir, cuencas pequeñas o cuencas más grandes con poca urbanización), el concepto de ciudades como cuencas de abastecimiento de agua ofrece un marco para reducir las entradas de aguas pluviales (en combinación con otras captaciones de aguas pluviales), al tiempo que se mejora el bienestar humano y el suministro de agua en la cuenca de captación. En estas cuencas hidrográficas, la restauración de valores, funciones y servicios ecológicos clave es factible en un período de tiempo relativamente corto (es decir, <10 años). En cuencas con áreas más grandes de área impermeable conectada, mitigar los impactos en la hidrología del arroyo, la calidad del agua y la geomorfología de las aguas pluviales requerirá inversiones a más largo plazo. Pero, siempre que sea posible, se deben perseguir metas para restaurar los valores y funciones ecológicos de los arroyos mediante la retención y recolección de aguas pluviales en toda la cuenca, reconociendo que estos serán a largo plazo. Por eso es admirable el esfuerzo que te encuentran haciendo iniciativas como Isla Urbana (https://islaurbana.org/) dedicados a impulsar y capacitar a la población para capturar agua de lluvia. También, la iniciativa de política pública de Cosecha de Agua de Lluvia (https://www.sedema.cdmx.gob.mx/servicios/servicio/programa-de-sistemas-de-captacion-de-agua-de-lluvia-en-viviendas-de-la-ciudad-de-mexico), ambos en la ciudad de México en donde la degradación de las fuentes hídricas y la falta de agua potable (https://www.unotv.com/nacional/cutzamala-disminucion-de-agua-sera-en-estas-alcaldias-de-cdmx-y-municipios-de-edomex/) están llevando a toda la población a una intensa revaloración del agua y su uso en la ciudad. Y en un futuro cercano, sin duda veremos a otras ciudades en nuestro país seguir este tipo de iniciativas de Ciudades Sensibles al Agua que sin duda mejorará los socio-ecosistemas de los cuales depende no sólo nuestro desarrollo, sino nuestra misma sobrevivencia.

Por ello, tomar mediciones del impacto de técnicas como la de cosecha de agua de lluvia, entre otras eco-tecnias requiere un cambio hacia la toma de decisiones basada en el valor tanto en el espacio como en el tiempo, incluida la flexibilidad y resiliencia de nuestros socio-ecosistemas. Si queremos avanzar hacia una comunidad sensible al agua, nuestros procesos de toma de decisiones ahora exigen un enfoque nuevo y alternativo para valorar el agua y sus inversiones asociadas. Iniciemos la cosecha!!


Blanca C. García.

* La autora es profesora investigadora de El Colegio de la Frontera Norte.

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