Involucrar a la ciencia en nuestra vida cotidiana, integrarla en nuestras conversaciones y considerarla como una fuente de información que nos permite resolver problemáticas, desde personales hasta internacionales, son algunos de los objetivos del Día Internacional de la Cultura Científica. Por esta razón, el 28 de septiembre de cada año la intención es que ciudadanos, científicos, investigadores y divulgadores participen desde sus contextos en este día a través de expresar qué acciones realizan para aprovechar y disfrutar la ciencia, cómo la ciencia inspira y la necesidad de fomentar una cultura científica entre las personas.
El comité promotor en México invita a publicar un video en cualquier plataforma tanto institucionales como personales para responder alguno de estos cuestionamientos. Hace unas semanas Puebla fue sede del Congreso de la Red de Popularización de la Ciencia (Red Pop) y uno de los principales puntos que se discutió respecto a la comunicación de la ciencia es que se desarrolle en comunidad y desde la voz de la ciudadanía.
Considero que esta vertiente de la comunicación de la ciencia comunitaria es esencial para lograr que los temas científicos sean aprehendidos y comprendidos no sólo en las instituciones sino también en los entornos cotidianos, en donde los ciudadanos se conviertan en comunicadores activistas, agregando, a este concepto acuñado por Mario Kaplún, el término de la ciencia.
Y es que las acciones que se realizan en comunidad resultan ser las más efectivas para generar transformaciones sociales. Y es en la voluntad donde se encuentra el motor para que en comunidad se actúe en conjunto para alcanzar un objetivo común. De ahí que para generar un cultural científica sea necesario que exista un diálogo constante entre ciudadanos y científicos, ya no sólo para difundir conocimiento, sino también para aterrizar este mismo a problemáticas locales.
La oportunidad reside en la escucha de los científicos a la ciudadanía, en comprender sus necesidades, sus intereses, incluso en convertirse en un agente de cambio que permita que la ciencia actúe como el eslabón para entretejer lazos comunitarios. Considerar a la ciencia como el punto de encuentro para que las personas se reúnan, actúan y persigan un objetivo común es uno de los grandes de los retos que hoy se persigue a través de mecanismos como la Ciencia Ciudadana, en la que los ciudadanos colaboren con los científicos en procesos de investigación, cuyos resultados sean de utilidad para la misma comunidad.
Así, este Día Internacional de la Cultura Científica abra la oportunidad para considerar que la ciencia es también motor de cambio, punto de encuentro y el espacio para incidir, generar comunidad y un diálogo con la sociedad.
Lourdes Mateos Espejel