Como sociedad tenemos una necesidad de prácticas agrícolas sostenibles para mejorar la productividad de los cultivos. Es evidente que en últimos años nos enfrentamos a una demanda creciente de alimentos a nivel mundial. Algo que juega en contra, al momento de tener el abasto suficiente de comestibles, es la incertidumbre del cambio climático, aunado al aumento de los impactos ambientales de la intensificación agrícola.
Una forma prometedora de resolver dicho problema es el uso de bioestimulantes vegetales que actúan en varios niveles del ecosistema agrícola para mejorar el rendimiento de los cultivos.
Las microalgas se encuentran entre las fuentes de bioestimulantes que recientemente se están estudiando y se espera que tengan una amplia cantidad de aplicaciones en la agricultura. Las microalgas son capaces de liberar varias moléculas biológicamente activas como fitohormonas, polisacáridos, aminoácidos, por lo que cuentan con potencial para ser un fertilizante natural.
Estas moléculas promueven el crecimiento de las plantas y aumentan la tolerancia a diferentes tipos de estrés biótico (parásitos) y abiótico (sequía, salinidad).
Hoy en día es difícil mantener un buen rendimiento bajo el uso abusivo de insumos químicos. Se ha estimado que el estrés abiótico, en particular la salinización del suelo; causa alrededor del 50 por ciento de la pérdida de rendimiento de los cultivos. Los bioestimulantes a base de microalgas, por lo tanto, podrían ser una herramienta prometedora para apoyar las cosechas.
Estos bioestimulantes se pueden aplicar por varios métodos: aplicación en suelo, en las hojas y cuando se busca mayor porcentaje en el número de germinación de semillas. Las microalgas han demostrado funcionar en una gran variedad de cultivos y pueden ser usadas según el objetivo que tenga el productor, así como las necesidades que presente cada tipo de cultivo, incluso en algunos casos pueden apoyar a generar mayor cantidad de flores o frutos según su aplicación.
A pesar de todos los beneficios que se han encontrado en las microalgas, el uso de estas en la agricultura todavía está limitado, por un lado, debido a los altos costos de producción y al procesamiento de la gran cantidad de biomasa que se requiere. Actualmente el principal problema es la legislación cambiante que no es clara sobre los bioestimulantes provenientes de microalgas.
Para que este tipo de bioestimulantes sean más competitivos, será necesario reducir los costos de producción de biomasa, por ejemplo, integrando el cultivo de las microalgas con el tratamiento de aguas residuales. Otra forma de reducir costos es que a estos cultivos de microalgas se realice la extracción de algunas moléculas consideradas como valiosas en la industria, como la ficocianina, que llegan a tener aplicaciones cosméticas, médicas y nutracéuticas. Otra forma es hacer extracción de proteínas residuales que podrían utilizarse para aplicaciones nutricionales.
Finalmente, se requieren más investigaciones para comprender mejor cómo se pueden usar los extractos de microalgas para mejorar la sostenibilidad agrícola. Se requieren estudios agronómicos, fisiológicos, bioquímicos y moleculares para comprender mejor de las moléculas bioactivas responsables de la producción de cultivos y para conocer los mecanismos inducidos en las plantas después de la aplicación de estos microorganismos como bioestimulantes.
Manuel Aarón Gayosso
Universidad de la Zona Metropolitana del Valle de México