Tecnología

Adaptarse al cambio y el emprendimiento sustentable

Esta semana está marcada por la partida de Stephen Hawking, una de las mentes más luminosas que ha dado la humanidad. Su vida es un ejemplo no solo de genialidad, sino de perseverancia y pasión, que le permitieron vencer los pronósticos de una muerte temprana por la terrible enfermedad adquirida en su juventud.

La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio, dijo Hawking. Él lo hizo, tuvo una larga vida e inspiró a millones.

Como humanidad, hoy tenemos el reto de adaptar nuestra conducta a los retos socioambientales que enfrentamos. Pero ¿cómo nos movemos hacia una sociedad sustentable? ¿Cómo mover los engranes hacia los objetivos de desarrollo sostenible?

Puede haber diferentes puntos de entrada, pero en esta ocasión me enfocaré al emprendimiento sustentable. Esto se refiere principalmente a la creación de nuevas empresas que al mismo tiempo que generan empleos y ganancias, tienen un desempeño ambiental eficiente. Así, un emprendimiento sustentable es una manera de operativizar el desarrollo sustentable.

¿Y quiénes quieren comenzar? La juventud tiene una pulsación emprendedora. Comenzar a ser adulto, adquirir la facultad de tomar decisiones y cambiar su entorno. Ahí hay mucha energía creativa. Pero es importante llenar esa pulsación de valores: de plenitud personal, sustentabilidad ambiental y justicia social. Con estos valores, los emprendimientos que la juventud asuma serán en efecto sustentables.

Por supuesto, se debe reconocer que hay ya un camino andado, cada vez hay más empresas que retoman la sustentabilidad como un valor, y lo ofrecen ya sea como un plus o como parte medular de su identidad. Pero hay que reconocer que si bien no son ya una rareza, dista aún de ser lo más popular.

Las empresas pueden decidir voluntariamente certificarse por ejemplo por garantizar que hay un comercio justo, para productos forestales o derivados como muebles o papel, se puede certificar que la madera es de procedencia legal, cada vez es más común encontrar productos alimenticios con algún sello orgánico.

Además, existe ahora la tendencia del sistema B, que plantea una nueva ética para la empresas como células del sistema económico, donde lo que las guía esencialmente es el beneficio socioambiental que pueden generar. En su operación mantienen una lógica de eficiencia y sostenibilidad financiera, claro. Pero les distingue que su objeto principal es precisamente generar beneficios. Esto no es una teoría, ni una carta de buenas intenciones, existen ya múltiples empresas que están trabajando de ese modo, y en México han comenzado a desarrollarse algunas.

Otra alternativa en el sistema económico es la economía circular; en esta, se producen bienes con la idea desde el inicio de minimizar la generación de residuos o aprovecharlos posteriormente. También puede valerse de materiales que son residuos de otras actividades, por ejemplo PET, aluminio, textiles, etc. Un ejemplo es un establecimiento en Holanda que renta pantalones de mezclilla, por ejemplo por dos años. Al cabo del tiempo, el consumidor regresa la prenda, la cual será tratada y reutilizada, minimizando así el impacto ambiental.

Es importante, una vez cimentados los valores, encontrar los cómos. Y para ello el cambio tecnológico es fundamental. Porque mucho de la transición hacia lo sustentable es implementar cambios en los modos de producción, en las tecnologías que actualmente se utilizan. Un ejemplo de ello es la agroecología, que implica moverse de la agricultura convencional que usa y abusa de agroquímicos, hacia procesos más orgánicos, que también pueden tecnificarse para incrementar eficiencia, por ejemplo, con sistemas de riego. Otro ejemplo notable es la transición energética. Es evidente el potencial de generación de energía eléctrica en nuestro soleado país, que para ser aprovechada requiere justamente de tecnologías nuevas, accesibles, adaptadas y adaptables.

Hay muchos puntos de entrada, el emprendimiento es uno de ellos, como un punto para llegar a los objetivos de desarrollo sostenibles lo que implica movilizar las capacidades locales y la energia de gente que quiere hacer algo, no depende de una politica publica del gobierno si no empoderar a la sociedad civil.

Concluyo entonces que el emprendimiento sustentable requiere tanto de valores como de conocimiento. Una sociedad de conocimiento y valores, será a su vez una sociedad sustentable.

Carolina Moreno Hernández

Asesora del Programa Manejo Integrado del Paisaje en la Sierra Madre Oriental De la Cooperación Alemana al Desarrollo, GIZ.

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