Espectáculos

¿Qué hacemos ahora con Chente?

Antes de seguir haciendo preguntas para fomentar un diálogo que no se estacione solo en el enojo y la frustración, evidentemente debo expresar lo triste y equivocada que me parece la naturaleza humana, cuando considera que se vale despreciar al prójimo. En este caso, evidentemente hablo de Vicente Fernández, quien en entrevista con Gustavo Adolfo Infante declaró que rechazo un hígado que sin duda le daría más tiempo de vida, porque no sabía si podía venir de “un drogadicto o un gay”.

“¿Qué demonios dijo?”  Es evidentemente la reacción natural para millones de nosotros. Al entrevistador le dio risa, él solo sabrá por qué, pero fue notable que el cantante lo dijo de forma tan casual, que claramente no sentía que estaba diciendo algo particularmente provocador. Y eso es precisamente el problema contra el que tantos años hemos estado luchando: la normalización de la discriminación. De la homofobia. Esperando que el mensaje llegue bien, porque para mucha gente, cuya vida siempre ha sido “de bien”, les parece que ese es un comportamiento aceptable. Pues muchos y se dieron cuenta que, al menos públicamente, ya no lo es.

Ahora, Vicente Fernández tiene 80 años y sin la menor duda siempre ha vivido en un contexto patriarcal donde el tequila, las mujeres por montón y la buena música eran parte de la naturaleza de su éxito. Y por años y años la sociedad lo aceptó porque —seamos honestos— su música nos encanta a muchos. Definitivamente no es mi mundo, pero cada vez que me encontraba en un palenque (por trabajo) viendo a este hombre conquistar a sus audiencias, me impactaba cuánto de otras existencias, niña de ciudad, autonombraba defensora del derecho de los animales (por lo de los galos en la carpa de a lado) no conocía. Aprendí. Aprendí que solo ponerme a gritar no era la forma de terminar con lo horriblemente malo de un mundo que también tiene sus cosas maravillosas. Hasta sus patrimonios nacionales, como lo es, sin duda la música de Chente.

Así que ahora estamos aquí, con una nueva y fuerte generación que ciertamente no acepta por principio la homofobia. Para muchos de ellos nunca ha sido la normalidad, aunque muchos admiten que tras puerta cerrada sus tíos o abuelos siguen haciendo chistes de terrible gusto. Pero están con todo, incluyendo la más profunda indignación y capacidad de veto mediático y digital. Y por supuesto que es nota y de comentarse que alguien que siempre ha sido tan amado, prefiera morir que tener “el hígado de un homosexual o drogadicto”, como si fueran la misma categoría. Por supuesto que hay que exclamar al respecto, explicar y tristemente aprovechar la situación para que la gente tenga acceso a otra realidad, en la que no se ataca a la gente por quién es. Pero sí hay algo más que considerar. Nuestra compresión de la naturaleza humana. Y de que un hombre de 80 años no está midiendo sus comentarios respecto a lo correcto en la actualidad, sino a lo que él conoció como realidad. Una que, espero, ya cambió. Pero no para él.

@susanamoscatel

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Susana Moscatel
  • Susana Moscatel
  • 25 años de periodista y conductora de entretenimiento. Ha publicado tres libros, traducido 18 obras y transmitido el Oscar y el Tony, entre muchos otros. Escribe de lunes a viernes su columna Estado fallido.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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