No debería existir duda sobre el derecho de la mujer sobre su cuerpo.
Más en el ámbito de la sanidad pública del aborto, que se convierte en una circunstancia objetiva para evitar cualquier riesgo, tanto para la mujer como el feto y el desequilibrio psíquico en que la mujer se encuentra en el embarazo.
Entre los argumentos que se utilizan en los debates sobre el aborto destaca que depende de la misma mujer si ejecuta el aborto o conserva al feto, respetando sus creencias para tomar esta decisión y cuidar sus necesidades y las dificultades del origen de su embarazo.
Por eso, la ley será un argumento que coherentemente debería evitar la persecución de las abortistas y convertir el aborto en una ley para evitar que sea clandestino o un problema de salud pública.
Debido a lo anterior, el Congreso del Estado de Hidalgo aprobó la ley que despenaliza el aborto, de manera que deja protegida a la mujer de actuar según su creencia de aceptación o no y depende del origen del embarazo.
Así el derecho a la vida depende de la mujer y las circunstancias que llevan a tener un embarazo.
Por esta protección que le da el Congreso se van a salvar muchas vidas y evitar que sea una víctima más por error o por un acto fuera de su voluntad.
Hoy Hidalgo tiene el derecho a la vida protegido por la ley.
La práctica del aborto tampoco puede ser una regla que todas las mujeres pueden ejercer, sino la circunstancia y la consecuencia de su situación como una mujer que puede dar vida sin tener riesgo para ella o para su feto.
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