La estrategia práctica estructurada por parte del gobierno de Julio Menchaca para combatir al crimen organizado en Hidalgo le ha permitido ser uno de los pocos estados que ha logrado mantener la seguridad en una gran parte de su territorio.
Lo anterior no limita los retos vinculados al robo de hidrocarburo, también llamado huachicol, control de ductos en Tula, Atotonilco, Tlahuelilpan, Cuautepec y municipios aledaños; el tráfico de inmigrantes, la trata de personas, especialmente en el corredor Pachuca-Tula-CdMx que hace de éste una cuna de la disputa de células criminales por territorio, aunado a la seis zonas críticas Tepeji, Cuautepec, Tizayuca, Mineral de la Reforma, Tulancingo e Ixmiquilpan, que también existe el riesgo de que se incorporen dentro de las administraciones públicas municipales.
Pese a que Hidalgo vive una presión creciente por el robo de hidrocarburos, extorsión, trata y disputa territorial entre células criminales, el Estado ha logrado una estrategia integral, que combina inteligencia, justicia efectiva y reconstrucción social en la mesa estatal contra el crimen organizado en donde se unifica al gobierno estatal, Defensa Nacional, la Guardia Nacional, Petróleos Mexicanos y los municipios bajo una sola coordinación real.
Aunado a esta mesa, en el mecanismo que ayuda a reducir los delitos y fortalecer la persecución penal, mejorar las investigaciones y reducir la impunidad, el secretario de Seguridad, Salvador Cruz Neri, lleva a su cargo un grupo que ha mostrado que no se vencerá al crimen solo con patrullas; por el contrario, se necesita que la estrategia sea robusta, aumentar la inteligencia y fortalecer la justicia, además de fomentar instituciones integrales y comunidades fuertes para alcanzar la estrategia de hacer de Hidalgo un estado potencia en donde se puede combatir a la delincuencia con un grupo de inteligencia que ha logrado confrontar seriamente a los grupos criminales.