"Utilizó la ropa para plantear cuestiones sociales" es la frase que mejor engloba a Oliviero Toscani, el polémico fotógrafo que impactó con sus imágenes de la marca Benetton. Toscani falleció el 13 de enero a los 82 años aquejado por una enfermedad poco común.
Su trabajo llamó la atención sobre temas sociales, como la pandemia del sida, el racismo, la guerra y la pena de muerte. Nacido el 28 de febrero de 1942 en Milán, Toscani fue hijo de un conocido fotógrafo del Corriere della Sera y asistió a la escuela de arte de Zúrich. A lo largo de su carrera trabajó para importantes revistas de moda como Vogue y GQ, y ayudó a lanzar la carrera de modelo de Monica Bellucci. Fotografió a iconos culturales como Andy Warhol, John Lennon y Federico Fellini.
Para rendir homenaje a su trabajo, Benetton publicó una fotografía que había tomado para la marca en 1989: "Para explicar ciertas cosas, las palabras simplemente no bastan. Tú nos enseñaste eso. Adiós Oliviero. Sigue soñando". Con estas palabras se le dijo adiós.
Solo que olvidaron un pequeño detalle. Porque a la luz de la muerte todos resaltan nuestras virtudes u olvidan viejas rencillas, pues no es políticamente correcto estar en contra del difunto. Y precisamente fue la corrección política lo que llevó a la marca de ropa a cortar la relación comercial con el fotógrafo en el 2000 por primera ocasión y en 2020 tras un breve periodo de tres años.
No obstante, en una época donde por sobre la conciencia y la razón prevalece la corrección, el arte y la voz de Toscani no tenían cabida. Para él, la fotografía era un compromiso ético. “No me importa la estética fotográfica”, declaró Toscani al Corriere della Sera en alguna ocasión, tras la censura de una de tantas campañas polémicas.
Cuando le preguntaron qué foto le gustaría que representara su legado, respondió: “Por el todo, por el compromiso. No es una imagen la que hace historia; es una elección ética, estética y política que haces con tu trabajo”.
No obstante, estas frases que por siglos representaron lo que el arte debe de significar, trascender más allá de los limites sociales, transgredir y ser incómodos, a últimas fechas se ha convertido algo imposible. En tiempos donde la película de Bambi posee leyendas y Dumbo disculpas, o Blanca Nieves se debate por tener o no enanos reales en su versión “live action”, las campañas de Toscani no podrían ser. Las imágenes de la ropa empapada de sangre de un soldado muerto en Bosnia cuando el horror de esta guerra nos cimbraba, o una foto que mostraba a David Kirby, un hombre que se estaba muriendo de sida, condenados a muerte en el pabellón y alusiones religiosas, le hubiesen costado la cancelación permanente.
En una entrevista en meses previos a su muerte, refiriéndose a su enfermedad, Toscani confesó: "No sé cuánto tiempo me queda de vida, pero de todos modos no me interesa vivir así". Tal vez, por ello debía trascender a otro metaverso, pues la vida en un mundo tan correcto pero tan hipócrita, no valía ser fotografiada más.