Los extremos de todo revisionismo agotan. En canales medio orientales leo afirmaciones sobre una identidad persa en Jesús. Algo nuevo para mí. Estas fechas siempre se inundan de ocio alrededor del personaje. Esfuerzos por imponer fronteras de actualidad a lo proverbial, obsesionados por batallas de verosimilitud sin cuestionarse jamás el conflicto de aquel relato con la historia del sexo.
¿Qué sentido tienen hoy las discusiones sobre las navidades?
Ateo y republicano de familia griega ortodoxa, celebro el 25 de diciembre. Fecha establecida por el calendario juliano revisado, que usa la tradición en nuestras casas. Sonrío el 7 de enero, día de fiesta para los ortodoxos del este.
Sabemos que el relato se incorpora de distintas formas en las religiones abrahámicas, de las principales a las de menor extensión. Para unos será la figura del hijo de Dios, un profeta o un gran maestro. Las diferencias son estrategia, cada fe hace adecuaciones al entorno que le corresponde. En la tradición drusa, Jesús reencarna en Hazma Ibn Ali, fundador de su corriente. Un ismailí persa.
El sentido de los relatos, cualquiera, se profundiza al cargarlos de aspectos propios de las identidades con las que se quieren construir sociedades.
A inicios de esta semana, a lo largo de Siria, gente se reunió para ver los encendidos de luces. Es la segunda temporada de fiestas decembrinas tras la dictadura Assad. Hace un año, días después de su caída, recibí imágenes de múltiples Papa Noel alrededor del departamento de mi abuela.
La Navidad es política.
Para evitar que intoxicados por el yihadismo volvieran a provocar incendios, el gobierno interino sirio envió a sus fuerzas de orden para proteger los árboles. Fanáticos de todo corte debieron fruncir el ceño, incluyendo quienes desde la islamofobia y el antiarabismo no han parado en estos 12 meses de pronosticar califatos en Damasco.
En Cisjordania el odio tuvo más éxito. Quemaron un árbol en Jenin. Tomó un día instalar el nuevo. Es el espíritu de la época y de la región.
La importancia del relato no se encuentra en sus raíces, que son multiculturales, sino en sus evocaciones fuera del contexto religioso para intentar hacer el mundo un poco menos idiota.
