Los grupos negacionistas del holocausto existen. Son, principalmente, grupos supremacista raciales, como los que otrora gestaron y concibieron el Holocausto. Sus armas más fuertes siguen siendo la propaganda ya no de Estado -o no solo del Estado- sino la difundida en redes sociales. Ahí, en las redes, se niega la verdad y autenticidad de uno de los acontecimientos más terribles y denigrantes que ha cometido el ser humano: el Holocausto.
Utilizar las redes sociales para propagar el odio y negar el Holocausto ha sido fácil porque el algoritmo de Facebook y otras redes lo permite. Durante mucho tiempo, organizaciones internacionales, Naciones Unidas, activistas y escritores habían exigido a Facebook la prohibición expresa de las páginas y grupos negacionistas y supremacistas raciales. En octubre del 2020, Facebook reconoció que debía prohibir dichas páginas y reprogramar su algoritmo para impedir la propagación del odio antisemita.
Otras redes sociales no tienen ningún tipo de contención o prohibición respecto de la negación del Holocausto. “Una investigación de la UNESCO, publicada con las Naciones Unidas en 2022, descubrió que una media de 16% de las publicaciones en redes sociales sobre el Holocausto falsificaba la historia, y esta tasa se eleva al 49% en Telegram, que no cuenta con ningún tipo de moderación. En Twitter, en 2022, el 17% de las publicaciones sobre el Holocausto falsificaban la historia”.
Resulta increíble que alguien niegue el Holocausto pero en la era de la posverdad, las mentiras y la desinformación es el orden del día. Por eso, cuando Naciones Unidas estableció el 27 de enero como el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, aspiraba a mantener viva la memoria de tan terrible y monstruoso acontecimiento porque suponía cumplir con un deber universal, con un deber humano. Mantener la memoria implica desarraigar el odio, construir paz y proteger la poca humanidad que queda en algunos seres.
Honremos la memoria de los sobrevivientes del sho´ah. No permitamos que la historia se tergiverse y reescriba, borrando, destruyendo o, peor aún, justificando el Holocausto. La humanidad no debe de permitir, nunca más, el odio racial, la persecución y la destrucción de otros seres humanos.
Sara S. Pozos Bravo