La fiesta más importante para la Iglesia La Luz del Mundo es la Santa Cena. Su significado es estrictamente espiritual. Para entender el porqué de su importancia hay que conocer los alcances de la misma a través de sus conceptualizaciones.
Una primera definición sería que es el “paso a la libertad”. Ayer, miles de hermanos reuniones en seis sedes en Estados Unidos participaron de la Santa Cena porque era necesario transitar por este camino para volver a estar en comunión espiritual con Dios y con Cristo. El paso a la libertad implica alcanzar la paz de Cristo. Esa paz se siente de manera inefable en el alma. Cuando se siente esa sensación es porque el perdón a las ofensas cometidas ha llegado.
Cristo, al escuchar la oración apostólica, ejerce su ministerio de intercesión y perdona al creyente para luego abrazarlo y reconciliarlo con su Padre, con Dios. Ello implica, exige y conlleva amor.
Una segunda conceptualización es la Santa Cena como conmemoración. Ayer, Cristo les dijo al oído de los miles de creyentes que no olvidaran su sacrifico. Los hizo ver cuánto valen. Les explicó lo que hizo por ellos y por la humanidad. Les hizo entender que el plan de Dios ha sido trazado desde antes de los tiempos y que, para creer en Él se necesita fe.
La fe en Cristo, ahora vive en la Luz del Mundo y brilla más que antes. Ayer fue en Estados Unidos y mañana será en República Dominicana, Haití, Cuba, Puerto Rico y Curazao. En ese contexto, la Santa Cena recuerda ese sacrificio glorioso que el hijo de Dios hizo por la humanidad.
Nos quedan pendientes otras aproximaciones: el enfoque social de la Santa Cena; los alcances culturales; la participación de la mujer en estos acontecimientos; los derechos humanos en el contexto de la Santa Cena, etcétera.
Mientras tanto, en el contexto de la persecución contra el apóstol de Jesucristo y contra la Iglesia La Luz del Mundo por parte de una supuesta víctima que no ha presentado –ni lo hará- una sola prueba y que solo persigue un fin económico, la iglesia Luz del Mundo camina segura, tranquila, en paz, con la frente en alto y unida, fundida a la elección de su guía espiritual: Naasón Joaquín García.