En la era previa a Google y las redes sociales, entre mediados de los 80 y principios de los 2000, elegir qué comprar dependía de la confianza: la voz de un conocido, un anuncio en televisión, prensa o la Sección Amarilla.
Google nace en 1998, pero no se masifica como herramienta para buscar productos sino hasta mediados de los 2000. Hoy es fácil confiar en Google: cuando alguien quiere comparar precios o buscar recomendaciones antes de comprar, lo más natural es escribir el nombre del producto directamente en el buscador.
Su sección de Google Shopping ofrece listados de productos, imágenes, filtros por precio y enlaces a tiendas. Pero en abril de este año, OpenAI lanzó silenciosamente una función que podría redefinir esa experiencia: Shopping en ChatGPT.
¿La diferencia? No es solo otro escaparate digital. ChatGPT no solo muestra productos; conversa contigo para ayudarte a decidir. Y eso cambia todo.
Mientras Google Shopping actúa como un catálogo filtrable, ChatGPT Shopping funciona como un asesor inteligente. En lugar de desplegar una lista de opciones patrocinadas, responde a una necesidad en lenguaje natural: analiza opciones, resume reseñas, compara características y muestra botones para comprar directamente en el sitio del vendedor, sin publicidad de por medio.
Además, la experiencia no es plana ni genérica. Si usas ChatGPT con la memoria activada, puede recordar tus preferencias, estilos o rangos de precio habituales para futuras recomendaciones. Un nivel de personalización que Google apenas comienza a explorar con su propia IA generativa.
Otra gran diferencia está en los incentivos. En Google, los resultados de Shopping dependen en gran parte de quién paga más por aparecer. En ChatGPT, en cambio, los productos se muestran con base en la calidad de su información: descripción, estructura, reseñas, imágenes y disponibilidad. Es un entorno sin publicidad directa y, por ahora, sin comisiones.
¿Qué significa esto para los negocios? Que no basta con tener presencia web. Ahora hay que estar optimizados para sistemas conversacionales: usar datos estructurados, enriquecer los catálogos con lenguaje claro, y preparar contenido que responda una conversación con el comprador.
Porque la próxima vez que un cliente diga: “¿Cuál cafetera me recomiendas?”, no lo preguntará en Google… lo preguntará a Chat GPT.
La búsqueda ya no empieza en un motor. Empieza en una conversación. Y quien entienda eso primero, jugará con ventaja.
Lo que estamos viendo es una forma de “Deep Research”, pero enfocada en compras: un asistente que compara interpreta reseñas y ayuda al usuario a tomar decisiones informadas. Aunque por ahora la compra no se completa dentro de ChatGPT, es solo cuestión de tiempo.
Estos modelos de I.A. son gratuitos porque están aprendiendo de nuestro comportamiento. Con esos datos, pronto optimizarán el comercio electrónico con mayor precisión y eficiencia, tanto para vendedores como para compradores.
Por eso, este es el momento de trabajar en tus descripciones, reseñas y beneficios reales. Cuanto más claro, útil y conversacional sea tu contenido, más visible serás ante la inteligencia artificial ya sea en ChatGPT o en lo que Google quiera responder.