Como el año pasado, luego del acoso y detención en su domicilio el 19 de agosto de 2022, del obispo de Matagalpa, Nicaragua, Rolando José Álvarez Lagos, las voces al interior y exterior de ese país se incrementaron pidiendo, e incluso, clamando un pronunciamiento del papa Francisco sobre la situación de Nicaragua.
Tres días después, el domingo 21 de agosto, al término del Ángelus del mediodía, Francisco se refirió a Nicaragua: “Sigo de cerca con preocupación y dolor la situación creada en Nicaragua, que involucra a personas e instituciones. Quiero expresar mi convicción y mi esperanza de que, mediante un diálogo abierto y sincero, aún se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica. Pedimos al Señor, por la intercesión de la Purísima, que inspire en los corazones de todos esa concreta voluntad” (ver: https://bit.ly/3EcMr9Q).
El 12 de febrero de 2023, luego de que el obispo Álvarez Lagos rechazara tres días antes subirse a un avión junto con otros 222 presos políticos del régimen Daniel Ortega-Rosario Murillo (presidente y vicepresidenta respectivamente), a quienes se les quitó la nacionalidad nicaragüense, y fuera condenado de manera exprés a 26 años y cuatro meses de prisión, el papa Francisco volvió al tema:
“Las noticias que llegan desde Nicaragua me han entristecido mucho y no puedo dejar de preocuparme por el obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, a quien quiero mucho, condenado a 26 años de prisión, y también por las personas que han sido deportadas a Estados Unidos. Oro por ellos y por todos los que sufren en esa querida Nación, y pido sus oraciones. También pedimos al Señor, por la intercesión de la Virgen María Inmaculada, que abra los corazones de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la sincera búsqueda de la paz, que nace de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, y se alcanza a través del ejercicio paciente del diálogo. Oremos juntos a la Virgen María” (ver: https://bit.ly/3EftFPb)
El pasado 9 de marzo de 2022, en una entrevista con Infoabe, con ocasión de los diez años de su pontificado (13 de marzo), el Papa Francisco, a pregunta expresa, fue directo y sin matices sobre la situación en Nicaragua:
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige [Daniel Ortega]. Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas. Guarangas” (ver: https://bit.ly/3YRbatY).
Las reacciones del presidente nicaragüense Daniel Ortega Saavedra no se hicieron esperar, reiterando señalamientos sobre la Iglesia católica, el Vaticano y el papado, a quienes ha señalado de dictadores, antidemocráticos, corruptos, equiparando al Papa incluso con emperadores romanos como Nerón y Calígula.
A la par de estos pronunciamientos del Papa, crecientes en el tono, el Vaticano ha emprendido acciones diplomáticas “bajo la sombra” ante organismos y foros internacionales a través de sus representantes. Si algo tiene la Iglesia católica es una basta y fina acción diplomática. Incluso, cargada de memoria. La Iglesia no olvida.
Recuerdo que sacerdote Manuel Olimón Nolasco (1947-2018), fundador y maestro de Historia Eclesiástica en la Universidad Pontifica de México (UPM) y asesor del Episcopado Mexicano particularmente en el proceso de reconocimiento de las Iglesias en México y del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México, compartía estas anécdotas:
Cuando llegó a México Girolamo Prigione como Delegado Apostólico en México en los primeros meses de 1978, se presentó ante el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, el mismo que se opuso a que el entonces presidente José López Portillo, recibiera un año después (enero de 1979) en el aeropuerto a Juan Pablo II.
Al ingresar a Gobernación, en Bucareli, hizo esperar sentado en antesala más de cuatro horas a Prigione. Lo recibió. Fue un encuentro breve de cortesía. El tiempo pasó, y como parte del proceso del restablecimiento de relaciones diplomática con el Vaticano (1992), Carlos Salinas de Gortari, entonces Presidente, nombró como su representante personal ante la Santa Sede en 1990 a Agustín Téllez Cruces, quien recibió el mismo trato inicial que Prigione: que espere sentado.
Regresando a Nicaragua. Al comenzar agosto, las baterías de la dupla Ortega-Murillo se enfocaron a la Compañía de Jesús, al “corazón” del Papa Francisco, bloqueándole las cuentas bancarias de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua, como a otras diócesis, instituciones religiosas y ONG que trabajan en derechos humanos y desarrollo comunitario: luego expropiándole la universidad, la residencia de jesuitas de estas y anulándoles personalidad jurídica a las mismas. Aún quedan otras, pero no se descartan más acciones contra la Compañía de Jesús, incluso su expulsión. Por lo pronto, a los jesuitas de mayor edad y con enfermedades, los han trasladado al vecino San Salvador.
“¿Esperan una palabra del papa Francisco?”, se le preguntó en entrevista a José María Tojeira, sacerdote jesuita, español naturalizado salvadoreño donde radica desde 1985 y fuera provincial de los jesuitas en Centroamérica, y ahora portavoz de la Compañía de Jesús en la crisis de Nicaragua.
“Con respecto al papa Francisco sabemos de su solidaridad con nosotros [jesuitas en Centroamérica]. Respecto a palabras públicas el Papa busca siempre que sus palabras no repercutan negativamente al interior de los países que mantienen una dura represión. Defendió muy claramente a Mons. [Rolando José] Álvarez [Lagos], pero entendemos que es complicado para él estar interviniendo públicamente en los conflictos, por las consecuencias que puedan tener para otros. A nosotros nos es suficiente con saber que nos apoya, aunque no lo diga en público” (ver entrevista en https://bit.ly/3OQZUsV).
Ahora, si bien el papa Francisco no se ha pronunciado sobre lo que atraviesa la Compañía de Jesús en Nicaragua, la agencia de noticias del Vaticano (www.vaticannews.va) y su órgano oficioso L’Osservatore Romano, no han dejado de informar sobre lo que sucede.
En entrevista a “Divergentes” (www.divergentes.com), y reproducida en la revista “Christus” de la Compañía de Jesús en México (ver: https://bit.ly/3OTCraL), José María Tojeira, planteó ante preguntas lo siguiente:
- Tenemos información de que también se perfila una embestida en contra de colegios de la Compañía de Jesús (Centroamérica y Loyola), ¿sabe algo de esto, y de los jesuitas que huyeron en junio y en las últimas semanas debido a esta persecución?
“Entiendo que de momento solamente a un jesuita nicaragüense no le permitieron regresar a Nicaragua y otro, también nica, ha salido de Nicaragua por dificultades en su trabajo pastoral. El resto permanece en Nicaragua y no tienen intención de irse ni la Compañía quiere sacarlos.”
- La Compañía de Jesús ha sido perseguida por algunos regímenes. ¿Cree que con estas medidas desaparezca de Nicaragua?
“No sería la primera vez que nos expulsan de un país. Pero en América Latina los gobiernos que expulsan religiosos acaban siendo también expulsados de sus puestos y poderes. Y los religiosos vuelven”.