Con el acuerdo de extinción del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco (ITEI), que ayer entró en vigor, se abre un “impasse parcial” en el ejercicio pleno de dos derechos fundamentales: acceso a la información pública y protección de datos personales en el estado.
Ahora, la atención se vuelca al Poder Legislativo, que en estos días deberá deliberar y definir qué particularidades tendrá el nuevo modelo jalisciense para ejercer y garantizar el derecho a saber con base en las disposiciones constitucionales.
Estos procesos, que se han centrado en la extinción del ITEI (medio, no fin de la transparencia), tienen dos particularidades que muestran que en Jalisco la “cocción” se hace distinta, y ante los “apagones” impuestos desde el centro que asfixia el espíritu federalista, hay “luces de esperanza”, las cuales habrá que avivar. En particular, están la apertura institucional y participación ciudadana, sin estridencia para que opere como “sal” (“aditivo” que potencializa sabores) en lo que se cocina.
A diferencia de cómo han extinto los órganos constitucionales de transparencia federal (INAI) y locales, en Jalisco la Comisión Especial del Ejecutivo establecida en la reforma constitucional local ha hecho su labor de la mano del ITEI, cuidando sobre todo los derechos laborales de sus integrantes y con la presencia de observadores sociales.
De manera simultánea, en el Congreso de Jalisco, a través de la Comisión de Participación Ciudadana, Transparencia y Ética en el Servicio Público, se ha trabajado el nuevo marco jurídico para la garantía de los derechos con base en las iniciativas presentadas del Ejecutivo, fracciones parlamentarias y la ciudadana de Compromiso Jalisco.
Desde el Ejecutivo, a diferencia de la primera ley (2001-2002) y la segunda ley que dio existencia al ITEI (2004-2005), ahora este poder mostró interés y compromiso; en tanto, desde la “casa legislativa”, se recuperó la apertura y participación social-ciudadana, con lo que se puede señalar que cuando se da lo anterior, se legitima el actuar y se generan mejores y de avanzados instrumentos (medios) para la garantía y promoción de derechos. Esperemos que esto mismo cunda en la fase de definiciones de la Reforma al Poder Judicial.
Pero no es momento de echar las campanas al vuelo. El nuevo modelo de acceso a la información y protección de datos personales para la transparencia y participación en lo público habrá que observarlo y acompañarlo con mayor acuciosidad; se enfrentará a nuevas resistencias desde el interior o indiferencias desde el exterior, pues el “virus de la opacidad”, que siempre está presente en el ejercicio del poder, muta y se fortalece.
El principal antídoto contra la opacidad, contra el poder absoluto, siempre y en todos los ámbitos está en el ejercicio libre del acceso a la información desde fuera de los centros de poder, desde una ciudadanía informada. ¿O no?
