Política

Como grano de mostaza

Ayer domingo arrancó en todo el país una Jornada de Oración por la Paz a la que convocó el Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.

A diferencia de otras “jornadas de oración”, esta podría ser un cambio en la Iglesia católica en México; bien puede ser el comienzo de la siembra de semillas de mostaza que redefinirían un antes y un después.

El mensaje de los convocantes no se centra en un solo domingo de oración; es el inicio de una serie de acciones que desde su territorio saben hacer, y muy bien (ver: “Apergollados”, de Diego Petersen. El Informador, 6 de julio 2022. https://bit.ly/3uBTdBP).

Dimensionemos la “cabeza del cuerpo” que se moverá: estamos hablando de 96 demarcaciones eclesiásticas (diócesis) en que está integrada la Iglesia católica en México; poco más de 7,600 parroquias (aunadas a ellas sus templos, capillas y oratorios), con 16,800 sacerdotes (diocesanos y religiosos), poco más de 1,200 diáconos permanentes, al menos 6,300 religiosos y casi 26,00 religiosasde diversas órdenes e instituciones.

En el Episcopado Mexicano aún resuenan las palabras de Francisco durante su visita a México: “Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas” (Encuentro con los Obispos, 13 de febrero de 2016, https://bit.ly/3ytKMd0).

El mensaje de ahora (ver: https://bit.ly/3yxya4o) es además una instrucción con cuatro acciones que desencadenarán otras más a partir de visibilizar la violencia, y sobre todo los rostros y vidas personales y familiares truncadas, mediante la oración e iniciativas que diócesis y parroquias determinarán, de acuerdo con el contexto y la prudencia lo permita. Como dirían los monjes benedictinos: Ora et Labora.

No hay que esperar manifestaciones multitudinarias, ni mucho menos resultados espectaculares de corto plazo. No. Si algo tiene la Iglesia es tiempo, cuyo calendario no está sujeto a tiempos políticos seculares, sabe lo que es andar paso a paso y esperar, cual sembrador que siembra y espera. La Iglesia, la mexicana, que tiene la marca del “modus vivendi” previo a 1992, y que está por considerar 30 años el 21 de septiembre del restablecimiento relaciones México-Vaticano, tal parece que ha entrado en una etapa menos silente.

Por cierto, se espera que el nuevo nuncio del Vaticano, Joseph Spiteri, que está por llegar, no confunda más al Episcopado sobre la “línea” de Francisco y sea menos plegado a “ya saben quién”. 

Rubén Alonso

Twitter: @jrubénalonsog

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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