La idea de tratar a las mujeres como objetos sigue latente, ahora incluso se les ha puesto fecha de caducidad, y ha resurgido la expresión “El muro te ha alcanzado”, la cual es lanzada hacia las mujeres que tienen 30 años o más, para hacerles saber que han perdido su valor.
Lo anterior significa que una mujer debería tener una pareja estable a los 28, como máximo, para poder ser madre a los 29 o 30 años, antes de que “pierda su valor”. Es decir, tendría que graduarse y enfocarse en conseguir pareja. Si tiene suerte podría estudiar un posgrado, pero no el doctorado y menos ejercer por cinco años su profesión.
Lo anterior es una exigencia muy extraña porque a los hombres no se les pide que a sus 28 años ya tengan una pareja estable. A esta edad los chicos buscan disfrutar su vida y no que alguien les diga que: “se les acabó el kilometraje”, que el cuerpo les pasó la factura, que ahora “van cuesta abajo sin frenos”, o que a los 30 años dejan de ser atractivos. Pero los hombres lo han hecho con las mujeres y hasta una oda al muro escribieron, donde usan la frase icónica: “El muro es invicto, el muro siempre gana. Gatos y vino serán tu destino. Pasado el muro, ninguna es comestible”.
Reflexionemos, ¿qué clase de seres humanos son los que discriminan a las personas por su edad y les ponen fecha de caducidad? Solo los sociópatas muestran un patrón de desprecio y violación de los derechos de otros sin remordimientos.
Me pregunto entonces cuál será la situación que atravesarán las mujeres que por alguna razón rompen una relación a sus 30 años o se divorcian a una edad posterior a los 35, seguro que no falta quien las discrimine. Así como hicieron con mi compañera de trabajo Gaby Tamez. Quien publicó una entrevista en la que habló de cómo le afectó su ruptura, y recibió comentarios de hombres que le hicieron alusión al muro.
Esta teoría del rechazo, valida que los varones desprecien a las mujeres mayores y que no les den anillo de compromiso. Esto como un castigo porque se empoderaron, se enfocaron a sus trabajos, priorizaron su vida y amistades, viajaron, no pensaron en el matrimonio y se atrevieron a vivir su sexualidad. Solo hicieron lo que los hombres hacen, y a ellos no se les levanta un muro.