El presidente de Costa Rica, en un encuentro con un grupo de medios en Madrid, declaró que la salida a la pavorosa crisis de Venezuela “no puede ser otra que la negociación” entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición (nota en el diario El País de ayer). Qué exasperante, señoras y señores, es esa postura de invocar siempre los valores del diálogo y el entendimiento —como si sirvieran para resolver todos los problemas, con todos los posibles interlocutores y en todo lugar— cuando a quien tienes enfrente es a un sujeto cuyo único lenguaje es la más desaforada brutalidad. Para empezar, no estamos hablando de alguien que respete mínimamente las reglas del juego. ¿Qué coños vas entonces a negociar? El tipo no sólo no tiene ninguna intención de escuchar a nadie que no comparta sus intereses sino que impone sus designios de la manera más tramposa, arbitraria y abusiva.
Venezuela está en ruinas, devastada por un régimen de extremistas tan irresponsables como ineptos y, miren ustedes, se escuchan todavía las voces de quienes propugnan acuerdos, convenios, arreglos, entendimientos y compromisos. El costarricense, encima, censura la “beligerancia” de un secretario general de la OEA que, por una vez, ha abandonado la indolente tibieza de sus antecesores para defender la democracia y la libertad. Al parecer, Luis Almagro hubiera debido tratar con pinzas al tiranuelo venezolano para, a lo mejor y con algo de suerte, lograr… lograr que… ¿Que liberara a Leopoldo López? ¿Que celebrara elecciones? ¿Que reconociera a la oposición parlamentaria en vez de intentar aniquilarla? ¿Que renunciara a su nefasta política económica? Por favooor…
Lo que menos necesitan los venezolanos, en estos momentos, es que sigan apareciendo en el escenario esos políticos blandengues y oportunistas para propugnar la moderación de los bobos. Por el contrario, lo que debe hacer la comunidad internacional de naciones es llamar las cosas por su nombre y movilizarse con total determinación. Porque, miren ustedes, el único “negocio” de Maduro y los suyos es la intimidación y el terror. A ver si se entera el mandatario de los ticos.
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